RADIOGRAFÍAS TERRITORIALES

El PNV busca el 28-M mantener su hegemonía ante la pujanza de Bildu a un año de las autonómicas

El partido del lehendakari gobierna en las tres capitales y diputaciones vascas | La izquierda abertzale ha forzado la retirada de siete de sus 44 candidatos con vínculos con ETA

El alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto.

El alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto. / Luis Tejido

Miriam Ruiz Castro

Hablar de elecciones en Euskadi es hablar de celebraciones en Sabin Etxea. El PNV ha ganado todas las elecciones autonómicas y municipales de la reinstaurada democracia, y solo se le han resistido las europeas del 87 y apenas cuatro comicios generales. Para este 28 de mayo en que el País Vasco renueva alcaldías y juntas generales, la hegemonía de los peneuvistas es indudable —gobierna las tres capitales y las tres diputaciones vascas—, pero lo es también la fuerza con la que Bildu quiere sacar rentabilidad a sus nuevas credenciales como uno de los socios prioritarios del gobierno central.

Aún falta un año para las elecciones autonómicas vascas, que serán en 2024, pero esta primera cita electoral servirá como termómetro para medir fuerzas. Y aunque en 2020 el lehendakari, Iñigo Urkullu, logró un 39% de los votos frente al 27,9% de la izquierda abertzale, eso fue antes de que EH Bildu confirmara su nuevo rol, mucho más pragmático, en Madrid. Ambas formaciones facilitaron la investidura de Sánchez, pero Bildu se ha convertido en un apoyo indispensable para los presupuestos generales del Estado y algunas de las medidas más progresistas del Gobierno, un perfil que hasta ahora servía al PNV como credencial exclusiva. Los peneuvistas llevan años arrancando acuerdos a gobiernos de derecha y de izquierda, pero en esta legislatura, medidas como la ley de Vivienda —con Bildu y sin el PNV— han servido para mostrar que en la pugna por ser el partido útil en la capital de España le ha salido un enorme competidor.

“EH Bildu ha cambiado el derecho a decidir por el derecho a dirigir; pero eso sí, en Madrid”, dijo el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, tras la aprobación de la ley de vivienda. Y esa idea le servirá de eslogan de campaña. Bildu, por su parte, insiste en situar al PNV como un partido conservador pese a su papel de apoyo al gobierno progresista, y recuerdan que hay iniciativas que no han defendido, como el impuesto a las grandes fortunas.

Alcaldías en juego

En las municipales de 2019, el PNV ganó con el 36,2% de los votos y se hizo con 1.050 concejales, mientras que Bildu obtuvo un 25,1% de las papeletas y 931 ediles. Ambas formaciones han demostrado que, en números totales, los comicios en Euskadi son cosa de dos partidos. El PSE tiene 224 concejales, 60 tiene Podemos y el PP, 55. Y Vox no logró representación ni en un solo ayuntamiento. Pero esa es la foto general: algunas encuestas en las capitales de provincias sí ponen nervioso al PNV.

En Vitoria, feudo electoral del PP durante varias legislaturas —también gobernó la diputación foral de Álava—, el PNV logró la alcaldía en 2015 pese a ser tercera fuerza. Sus cinco concejales se sumaron a los seis de Bildu y dos de Podemos para arrebatar el bastón de mando al popular Javier Maroto, que había obtenido nueve. En 2019 fue primera fuerza con siete ediles, frente a los seis de PSE y Bildu, los 5 del PP y los 3 de Podemos. El resultado estuvo algo más ajustado entonces, y aunque las encuestas parecen garantizar la victoria del actual alcalde, habrá batalla por el poder.

En Bilbao, el barómetro preelectoral del CIS ha dado un susto al alcalde del PNV, Juan Mari Aburto. Aunque apunta a que vencerá en los comicios, perdería alguno de los 14 concejales que tiene ahora y quedaría lejos de los 15 necesarios para la mayoría absoluta. La capital de Bizkaia no ha conocido un regidor que no sea del PNV desde 1979, pero el subidón que la encuesta augura a la izquierda abertzale, que pasarían de cuatro a entre cinco y siete concejales, no ayuda a acallar los fantasmas.

En San Sebastián , sin embargo, el PNV recuperó en 2015 una alcaldía que no lograba desde 1987. Venció con nueve ediles frente a las siete del PSE y los seis de Bildu. En 2019 amplió su ventaja, con diez concejales frente a los seis de Bildu y los cinco del PSE. Las encuestas auguran resultados similares para el 28 de mayo, dejando a los abertzales lejos de reeditar su experiencia de gobierno en la capital de Gipuzkoa —gobernaron entre 2011 y 2015—.

La larga sombra de ETA

Bildu nació hace una década como una coalición entre Sortu, Eusko Alkartasuna, Alternatiba y la ahora disuelta Aralar. Pese a que el Tribunal Supremo decretó su ilegalización, como ya había ocurrido con el resto de marcas vinculadas a Batasuna, el Constitucional anuló esa decisión al considerar que rechazaba el terrorismo. Pero la sombra de ETA es alargada.

Si el partido lleva años teniendo que responder, con mayor o menor ambigüedad, a la insistente pregunta de si condena la violencia de la ya extinta banda terrorista, esta campaña electoral ya ha puesto en el foco sus vínculos con ETA. La asociación de víctimas Covite denunció que Bildu ha incluido en sus listas para Euskadi y Navarra a 44 condenados por pertenecer o colaborar con ETA y la noticia ha entrado de lleno en la campaña. Tanto que los siete candidatos que tienen delitos de sangre —seis de ellos concurren en País Vasco— han dicho que renunciarán a ser concejales si son elegidos. El coordinador general de Bildu, Arnaldo Otegi, denunció la "inaceptable campaña de acoso" de la derecha, pero insistió en que es un “gesto inequívoco” de que todos los candidatos abertzales suscriben el compromiso “con las vías exclusivamente pacíficas y democráticas”.

Estos comicios son también antesala de las contienda nacional, la que se jugará en noviembre, y los partidos de la derecha han visto en las listas de Bildu el acicate perfecto contra Pedro Sánchez. Los populares hablan de “indignidad” del PSOE por apoyarse en los abertzales y Vox ha llevado al Congreso una propuesta para ilegalizar a Bildu que apunta directamente al PP, que se ha abstenido en el pasado en votaciones similares.

Romper el bipartidismo

En estos comicios, el tercero en discordia es el PSE. Pese a que incluso logró la Lehendakaritza en 2009 tras pactar con el PP para desbancar al PNV, su papel en Euskadi se limita desde hace años a dar su apoyo para formar gobierno. Entre los objetivos que se han fijado los socialistas vascos para este 28 de mayo está romper el bipartidismo que, de facto, impera en el territorio, valiéndose de un Podemos que parece estar en caída. El PSE aspira a arrebatar a Bildu la segunda fuerza en aquellas plazas en las que tienen más opciones y a asegurar alcaldías como las de Ermua, Irún o Barakaldo. Todo suma en unos comicios municipales que son antesala del verdadero examen para el PSOE, que llegará en noviembre en forma de elecciones generales.