PARTIDO POPULAR

Feijóo rehabilita a Cayetana Álvarez de Toledo y la convierte en un puntal de Tellado en el Congreso

El papel que tendría la exportavoz de Casado cuando llegó Feijóo era incierto y ahora vuelve a ser “uno de los principales activos” del grupo parlamentario

El portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado; el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y la diputada del PP, Cayetana Álvarez de Toledo.

El portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado; el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y la diputada del PP, Cayetana Álvarez de Toledo. / Alberto Ortega

Fue dos días antes del Día de la Constitución. Alberto Núñez Feijóo tomó asiento en la sala Ernest Lluch del Congreso de los Diputados. A su derecha, Miguel Tellado, portavoz y persona de su núcleo duro. A su izquierda, también en la presidencia del acto, Cayetana Álvarez de Toledo, promotora de las jornadas en defensa de la Carta Magna, consolidada de nuevo como uno de los puntales del grupo parlamentario que dirige el entorno gallego del líder conservador.

La inmensa mayoría de los diputados consultados por este diario coincide: la diputada por Madrid se ha hecho cada vez más imprescindible en el grupo parlamentario. En el control al Gobierno de los miércoles se enfrenta al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, en un duelo que ha empezado a generar cierta expectativa cada semana. En Génova la avalan como uno de los principales activos parlamentarios: “Desquicia a Bolaños. Le saca de sus casillas”

En los últimos dos cara a cara trató de acorralarle con la situación que atraviesa el fiscal general del Estado. El ministro llegó a acusarla de emplear “un tono perdonavidas”. Meses atrás  Feijóo la reclamó en la Comisión de Justicia como ponente -junto a Cuca Gamarra y María Jesús Moro- para la fase final de la tramitación de la ley de amnistía. Y antes estuvo al frente de iniciativas cruciales para el PP como las visitas de la Comisión de Venecia a España para analizar la ley pactada entre el Gobierno y los independentistas. Poco a poco ha ido ganando espacio y juega ya un papel protagonista -de la mano de Tellado- en la actividad diaria del PP en la Cámara Baja.

La rehabilitación de la exportavoz del Congreso en tiempos de Pablo Casado -solo en un periodo- es completa en el PP de Feijóo. Álvarez de Toledo ha pasado por todas las fases posibles dentro del partido y nunca ha pasado desapercibida. Es una política que genera sensaciones opuestas: admiración y defensa cerrada entre algunos; y rechazo entre sus detractores, que también los tiene. “Hace un papel fundamental que nadie más cumple como ella. Y eso Tellado lo ha visto muy claramente”, resume un diputado con trayectoria para explicar el momento actual.

Pero el camino ha estado lleno de complicaciones. La fase final con Casado y Teodoro García Egea no pudo ser más traumática. La publicación de su libro ‘Políticamente indeseable’ fue una auténtica bomba de relojería en un grupo parlamentario dividido entre los fieles a la dirección de entonces, que se indignaron con los “insultos y el rencor” de la diputada, y los que no lo decían en voz alta pero compartían gran parte de las denuncias que relató.

Siempre contó con el apoyo de Isabel Díaz Ayuso, a la que defendió a capa y espada cuando casi nadie lo hacía. Y fue “muy dura e injusta”, siguen pensando algunos diputados, con otros compañeros de filas. La tensión con Cuca Gamarra, que la sustituyó como portavoz y que hoy es la secretaria general del partido, también ha sido evidente en todo este tiempo. Con Tellado, Álvarez de Toledo ha recuperado influencia en el Congreso.

La llegada de Feijóo a la presidencia nacional tampoco auguraba en un inicio esta rehabilitación. De hecho, las dudas del núcleo duro gallego sobre el destino de la diputada fueron múltiples. No estaban de acuerdo con su posición política -tampoco ella aplaudía en absoluto al entonces presidente de la Xunta- ni veían con buenos ojos algunas de las polémicas que la llevaron a la mayor confrontación con el Gobierno. Quizá la más recordada fue cuando llamó “hijo de terrorista” a Pablo Iglesias, entonces vicepresidente segundo del Gobierno (su padre militó en el desaparecido FRAP). Feijóo, aún al frente de la Xunta de Galicia, acusó entonces a la portavoz de “perder los papeles” y no escondió que consideraba “un grave error” ese comportamiento por parte de compañeros del partido.

Álvarez de Toledo, cuando Feijóo llevaba solo unos meses en la presidencia del PP, tampoco sabía qué rol jugaría en el Parlamento. Nunca tuvo problemas en decir lo que pensaba públicamente, también en entrevistas en periódicos. Por ejemplo, en septiembre de 2022 explicó a ‘El Español’ que tenía “diferencias estratégicas” con el nuevo presidente popular sobre cómo debía actuar la formación en Cataluña. “Hablo de abandonar la política del apaciguamiento y de la interlocución con las élites nacionalistas catalanas y apostar decididamente por la otra mitad, la constitucionalista, que sigue huérfana”, dijo.

También calificó de “gallegada” el término “constitucionalismo catalanista” que empleaba el expresidente de la Xunta. Y aseguró haberle trasladado al nuevo líder que querría tener un papel más activo en el Congreso porque su “vocación” por defender los principios del PP desde la tribuna era “enorme”. Un tiempo después podría decirse que ese objetivo se ha cumplido.

Las diferencias estratégicas, en parte, se mantienen. Pero Feijóo, que en muchas ocasiones ha insistido en que no pretende dirigir un partido que sea “una secta”, también ha cambiado algunas de sus percepciones al aterrizar en la política nacional, teniendo enfrente a Pedro Sánchez. Así lo aseguran muchos dirigentes conservadores, también presidentes autonómicos, que reconocen “la evolución” y “los cambios” que ha experimentado el dirigente gallego, que aseguró llegar a Madrid con unos objetivos, también en el tono, en las formas y en la búsqueda de consensos, y que ha terminado encabezando la oposición más dura que jamás pensó. 

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