GASTO EN DEFENSA

El Gobierno actualizará este año la ayuda militar a Ucrania que en 2024 superó los 1.000 millones

La partida para destinar armamento a Kiev, que ahora se prevé renovar, generó un fuerte choque entre los socios de coalición. Sumar presentó una objeción formal en el Consejo de Ministros

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, durante una sesión de control en el Congreso.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, durante una sesión de control en el Congreso. / JOSÉ LUIS ROCA

Madrid

El Gobierno renovará este año la contribución económica a Ucrania para mantener su ayuda militar. En un contexto marcado por las presiones para el aumento del gasto en defensa y los esfuerzos de la UE por no quedar excluida de las conversaciones entre EEUU y Rusia para un alto el fuego en Ucrania, desde Moncloa avanzan que se actualizarán sus compromisos con Kiev. Una apuesta para ganar influencia como aliado y tratar de empujar la estrategia de los Veintisiete para no quedarse al margen del diseño de la arquitectura de seguridad europea. “La ayuda a Ucrania seguirá”, aseguran fuentes de Moncloa.

La ayuda financiera para garantizar la capacidad de defensa de Ucrania se enmarcará dentro del acuerdo bilateral de seguridad firmado en mayo del pasado año en Moncloa entre Pedro Sánchez y Volodímir Zelenski. En estos momentos no hay una cifra concreta sobre la mesa, según aseguran los colaboradores del presidente del Gobierno, alegando que todavía no se ha ejecutado el montante total de los más de 1.000 millones en armamento aprobados hace ahora diez meses para 2024. El Consejo de Ministros justificó esta partida para “el refuerzo de capacidades de diversos sistemas de armamento, material, munición y equipamiento militar”.

Según las “capacidades y necesidades” se ha ido invirtiendo y ejecutando. Principalmente, la defensa antiaérea del país, mediante misiles Patriot, pero también el desminado o la colaboración en industrias de Defensa. Bajo estos mismos criterios, y en función del avance del conflicto, se determinará la próxima partida para este ejercicio. En el Gobierno ponen el foco también en otro tipo de contribución, como la humanitaria con la acogida de refugiados, la de inteligencia y contrainteligencia, la comunicación estratégica el adiestramiento de tropas ucranianas.

Por las bases militares españolas han pasado ya alrededor de 6.000 reclutas de las Fuerzas de Defensa de Ucrania. Un adiestramiento para el que se han destinado otras partidas al margen de los mil millones para armar a Ucrania. Tanto en material, incluyendo compra de simuladores de combate, además de todo lo referente a los cursos de formación al personal instructor.

Sánchez situó a España como “uno de los principales contribuyentes” con Ucrania, atendiendo a los diferentes tipos de ayuda, para remarcar que es un “aliado comprometido también con hechos”. Una posición tras las que exigió a Donald Trump y Vladímir Putin la “participación activa” de la UE y Kiev en las conversaciones de paz. “La paz tiene que ser duradera y justa. Eso significa que tiene que contar con Ucrania y con la UE”, pidió la noche del lunes desde París tras participar en la cumbre de urgencia de líderes europeos, convocada por el presidente francés Enmanuel Macron, para trazar una estrategia común ante el vuelco del escenario geopolítico.

El Memorando de Entendimiento con Ucrania se firmó con vistas a una década, pero sus detalles, especialmente en lo referente a la ayuda militar, deben ser renovados año a año. Algo que el Gobierno ya está estudiando en función de las necesidades que tenga Ucrania.

La partida “para el refuerzo de las capacidades militares” aprobada en el Consejo de Ministros generó un fuerte choque entre los socios de coalición, además de otros aliados parlamentarios. Hasta el punto de que Sumar presentó una objeción formal. Para la parte socialista del Gobierno la política de Defensa, como la de Exteriores, es territorio vetado para sus socios.

“Por la puerta de atrás”

Este gasto se realizó a través de un acuerdo marco, como tantas otras relativas a la compra de armamento. Una maniobra con la que se evita el aval del Congreso, donde los socios del arco progresista priorizan el gasto social al militar. El Ejecutivo sortea de este modo un previsible veto, pues otras vías, como un crédito extraordinario para Defensa, necesitan ser sometidas a votación. Desde Sumar se criticó precisamente este recurso “por la puerta de atrás” y se pidió un debate en el Congreso “con luz y taquígrafos”.

Lo que sí parece que el Gobierno dispuesto está dispuesto a evitar es a poner en riesgo los Presupuestos por un incremento exponencial del gasto en defensa. O a reducir el gasto social y la financiación del Estado de bienestar para priorizar las nuevas necesidades militares. Pedro Sánchez insistía desde París este lunes en plantarse en el compromiso de llegar al 2% del PIB en el horizonte de 2029. Esto es, la hoja de ruta ya diseñada en la cumbre de la OTAN de Gales, en 2014, y ratificada en la de Madrid, en 2022.

Deuda común de la UE

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, pidió a los países que todavía no alcanzasen este porcentaje que lo hiciesen antes de verano, mientras que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lanzó un mensaje contundente en la misma línea: “Necesitamos una mentalidad de urgencia y un aumento en el gasto de defensa, y necesitamos las dos cosas ahora". En el Gobierno esquivan estas presiones tratando de llevar el debate a la arena europea, con la búsqueda de fórmulas comunes, e intentar dejar al margen los presupuestos nacionales.

Como ya hizo Sánchez tras la cumbre de París, la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, ponía el foco este martes en la emisión de deuda para garantizar una seguridad europea común. Durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, apelaba a “buscar soluciones mancomunadas de todos los países aliados”, como con la emisión de eurobonos durante la crisis sanitaria del covid.

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