EN MISIÓN DE PAZ
El Gobierno aplaza el plan sobre el envío de tropas a Ucrania para no chocar con los socios
En Moncloa aseguran que todavía no toca abordar este escenario hasta definir las condiciones para la paz. El despliegue de tropas españolas precisaría de autorización del Congreso

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, durante la cumbre de líderes europeos el pasado domingo en Londres. / NEIL HALL/ POOL/ EFE
Pedro Sánchez intenta alejar de la agenda inmediata el plan sobre el envío de tropas de países europeos a Ucrania en misión de paz. Un despliegue sobre el que volvieron a insistir Reino Unido y Francia el pasado domingo en la cumbre de Londres, con el objetivo de ir preparando esta “segunda fase” y activarla tras la firma de un acuerdo de paz. Se trata de un asunto sensible para el Gobierno que, llegado el momento, deberá contar el visto bueno del Congreso y afrontar la división entre los socios de investidura. Podemos ha abierto ya un frente insalvable al pedir la salida de España de la OTAN. Otros, como ERC y EH Bildu, cuestionan también el aumento del gasto en defensa. Vox ya anticipó su rechazo al envío de tropas españolas, por lo que se podrían visibilizar extraños bloques. Alberto Núñez Feijóo orienta su presión a que Sánchez dé cuenta de su hoja de ruta en política exterior.
La premisa del Ejecutivo, compartida con otros países como Alemania, es que no cabe avanzar estos pasos mientras Ucrania todavía esté guerra. Su prioridad es debatir antes las condiciones para la paz, con el objetivo de garantizar una “paz justa y duradera”, en lugar de un alto el fuego temporal. Primero la paz y después de los instrumentos para sostenerla. Se entiende, por tanto, que todavía es “prematuro” el debate sobre el despliegue de tropas, como trasladaba este lunes el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. Pese a ello, el jefe de la diplomacia avanzaba que para España “no será un problema” el despliegue de tropas en el exterior, poniendo como ejemplo la presencia en el flanco este de la OTAN o bajo la bandera de la ONU en Líbano. Sánchez evitó comparecer tras asistir a la nueva cumbre convocada por el primer ministro británico, Keir Starmer.
En Moncloa aseguran que no rehúyen el debate, sino que simplemente no toca todavía. “Ahora no hay paz, por lo tanto, es prematuro”, zanjan. Frente a ello, tanto el francés Enmanuel Macron como el primer ministro británico Keir Starmer, elevaban la urgencia. “No todas las naciones se sentirán capaces de contribuir, pero eso no puede implicar que nos quedemos de brazos cruzados”, apuntaba Starmer tras la cumbre de Londres para llamar a los países “voluntarios” a intensificar “la planificación a partir de ahora con verdadera urgencia”. El Reino Unido, concluía, está preparado para respaldar esto con tropas sobre el terreno y con apoyo aéreo”.
Otras fuentes del Gobierno trasladan la impresión de que la consecución de la paz, en los términos reclamados por los países europeos, todavía está lejos. Aún en el caso de producirse a corto plazo según sus exigencias, explican que el debate sobre el despliegue de tropas estará cargado de “matices”. Comenzando por si se estarán bajo bandera de la Alianza Atlántica, de Naciones Unidas o la UE.
Por el momento se evita así clarificar la posición del Gobierno y se rebajan las posiciones de Francia y Reino Unido a una “reflexión”. Al mismo tiempo, se aplaza el contagio a la política doméstica de un debate que visibilice divisiones, cuando la máxima a nivel comunitario pasa una respuesta unitaria. En este contexto, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, redobla la presión para que, antes de asumir compromisos sobre Ucrania, requiera de la “autorización” del Congreso. “No sabemos exactamente qué es lo que propone. No conocemos cuál es la propuesta de su Gobierno", reprochaba este lunes.
El presidente del Gobierno comparecerá en el Congreso para dar cuenta de la cumbre extraordinaria convocada para este jueves en Bruselas con el objetivo de abordar la situación en Ucrania y reforzar la defensa europea ante la amenaza expansionista del presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin. La comparecencia, a expensas de cuestiones de agenda, está prevista para finales de marzo. Desde el Ejecutivo mantienen la misma precaución de no anticipar escenarios.
Gasto en defensa
Lo que sí aseguraba el jefe de la diplomacia española es que España estará “entre quienes están escribiendo la historia”, como “actor” protagonista de lo que se decida y no como actor secundario sumándose de “manera acrítica a los consensos”. Por ello, tampoco cerró la puerta al envío de tropas españolas a Ucrania en misión de paz. Con todo, quiso remarcar que por ahora la discusión es todavía "política y diplomática.
Respecto al gasto en defensa y, a la espera las líneas que se marquen desde la UE, el Gobierno se mantiene en el compromiso de llegar al 2% del PIB en 2029. Si bien Sánchez apuesta por dar pasos para intensificar la defensa europea “ante la amenaza de Putin”, pretende que se haga al margen de los presupuestos nacionales. Su fórmula para financiarla pasa por mecanismos de mutualización de deuda, como en la crisis sanitaria del covid para los fondos europeos. Todo ello desde el marco de la autonomía estratégica y el planteamiento de entender la seguridad como un “bien público europeo”.
Ayuda militar
En el Ejecutivo subrayan su compromiso con Kiev y Sánchez ya anticipó de la aprobación de un nuevo paquete de 1.000 millones de euros en ayuda militar. Una contribución que seguirá el mismo mecanismo que la aprobada en abril del pasado año, según explican fuentes de Moncloa. A través de un acuerdo marco que esquiva vías como un crédito extraordinario para Defensa, el cual debe ser sometido a votación.
El Memorando de Entendimiento con Ucrania se firmó con vistas a una década, pero sus detalles, especialmente en lo referente a la ayuda militar, deben ser renovados año a año. La partida “para el refuerzo de las capacidades militares” aprobada en el Consejo de Ministros generó un fuerte choque entre los socios de coalición, además de otros aliados parlamentarios. Hasta el punto de que Sumar presentó una objeción formal. Para la parte socialista del Gobierno la política de Defensa, como la de Exteriores, es territorio vetado para sus socios.
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