Crisis en el PSOE
La prisión para Cerdán noquea a Sánchez y convierte su comparecencia en el Congreso en un ensayo de cuestión de confianza
El Gobierno pasa de la "fase del duelo" a la indignación y el "cabreo profundo" tras las revelaciones por su número tres, que este lunes ingresó en prisión por delitos de integración en un grupo criminal, cohecho y tráfico de influencias

El ex secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, a su llega al Tribunal Supremo este lunes. / José Luis Roca
El Gobierno va quemando fases de su particular duelo tras el estallido del caso Cerdán. De la negación a la indignación y el “cabreo profundo”, trasmiten en Moncloa. Tras el ingreso en prisión del hasta hace poco más de dos semanas número tres del PSOE y mano derecha de Pedro Sánchez, fuentes del Ejecutivo trasladaban que ya no importa donde “exime sus pecados” porque el “daño está hecho”. El presidente del Gobierno, por su parte, intentaba marcar distancias para defender una actuación política “con contundencia” tras revelarse el informe de la UCO y dejaba en manos de la justicia el papel de “dirimir responsabilidades”.
En Moncloa monitorean a sus socios, conscientes de que el ingreso en prisión de Santos Cerdán es una prueba de fuego para su confianza y que el apoyo parlamentario de la mayoría de investidura pende de un hilo cada vez más fino. Si bien entienden que a grandes rasgos sus mensajes no han variado tras la decisión del juez del Supremo, Leopoldo Puente, de enviar a prisión a Santos Cerdán por los delitos de integración en un grupo criminal, cohecho y tráfico de influencias, anticipan que su supervivencia depende de la comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso el próximo 9. Una comparecencia monográfica para dar cuenta sobre la presunta corrupción en el PSOE.
Entre un “'minidebate del estado de la nación”, lo comparaba un peso pesado del PSOE, a un ensayo de cuestión de confianza. Desde ERC, su vicesecretario de Comunicación de ERC, Isaac Albert, reiteraba la corrupción como una línea roja para su formación. “Todo lo que tiene que ver con la corrupción no ayuda, al contrario, pone problemas”, aseguraba para advertir que “no podemos hacer ver que no hay corrupción por la voluntad de avanzar en acuerdos determinados”. Con Junts, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero se encargaba de retomar a pulso las negociaciones en Ginebra, en solitario tras haberlo hecho mano a mano con el propio Cerdán en el pasado.
Incluso dentro de la coalición de Gobierno, Sumar reconocía la necesidad de “una reflexión” tras el ingreso en prisión del ex secretario de Organización del PSOE. Al mismo tiempo, en el espacio que representa a la vicepresidenta Yolanda Díaz anunciaban que seguirían los pasos de los Comunes para solicitar personarse como acusación popular en la trama del caso Koldo. La presión de Podemos tampoco les ayuda, pues los morados prefieren referirse ya al “caso PSOE”. "Es terrible para la gente progresista de este país ver cómo el PSOE se ha aprovechado de su confianza para volver a meter la mano en la caja", zanjaba la líder del partido, Ione Belarra, tildando de “irreparable” el daño “para la mayoría progresista”.
La corrupción hace mella en el PSOE y pone en alerta a los socios, que buscan desvincularse y medir también los efectos negativos en sus propias filas de sostener al Gobierno. Por el momento, en el Gobierno confían en mantener su apoyo y de ahí que preparen un paquete de medidas en el que recoger sus demandas de cara a la comparecencia de Sánchez en el Congreso. Aunque reconocen que retóricamente Podemos, cuyos cuatro votos son imprescindibles, ha roto amarras, prefieren fijarse en que no han pedido formalmente elecciones anticipadas. “Los mensajes de los socios no han sido distintos a lo que han dicho hasta ahora”, se tranquilizaban los socialistas este lunes tras analizar las reacciones.
“Reformas en la estructura”
Al margen de la prueba de fuego de cara al 9 de julio en el Congreso, el PSOE tiene que transitar antes por un comité federal que los colaboradores de Pedro Sánchez reconocen como “muy difícil”, aunque también “necesario” para intentar capear la crisis interna en el partido. Eso sí, frente al mensaje de que se ha hecho todo lo que se debía hacer, se asume ya la necesidad de cambios profundos de cara al cónclave del próximo sábado. “No vale con cambiar el nombre del secretario de Organización”, trasladan las mismas fuentes para asumir que “hay que hacer reformas en la estructura”. “Tal y como está, los controles no han funcionado”, reconocen.
No se cierra tampoco la puerta a una remodelación más profunda a nivel de nombres, además de decisiones sobre el funcionamiento interno en la reunión del máximo órgano de decisión entre asambleas. Por otra parte, se pone el foco en la identidad feminista y que “no podemos normalizar el consumo de prostitución”, en referencia a los audios entre el exministro de Fomento, José Luis Ábalos, y su asesor, Koldo García, en los que hablan sobre la contratación de servicios de prostitución.
Agenda fuera de control
Entre los críticos, que velaban armas a la espera de cómo evolucionase la investigación, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ya advertía este lunes en una velada alusión a Pedro Sánchez que “no pueden hacer pasarse por víctimas” de los implicados en la presunta trama quienes “han sido determinantes en su trayectoria política". Las presiones por una remodelación profunda se extienden e incluso entre algunos dirigentes territoriales afines se piden decisiones más drásticas, manifestando que no basta con lo hecho hasta ahora.
El Gobierno vuelve a la casilla de salida en la que se situó tras levantarse el secreto de sumario del informe de la UCO sobre Santos Cerdán, sin capacidad para recuperar la iniciativa ni desviar el foco a la agenda internacional. Después de la cumbre de la OTAN, choque con Donald Trump mediante por la oposición a la subida del gasto militar, Sánchez acudió el domingo a Sevilla para participar en la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo de la ONU. Una cumbre en la que ha centrado su agenda hasta este jueves, rodeado de medio centenar de jefes de Estado y de Gobierno. Precisamente, fue durante su rueda de prensa con el secretario general de la ONU, António Guterres, cuando trascendió que el juez decidía el ingreso en prisión de Santos Cerdán, noqueando así todos sus esfuerzos por cambiar el foco.
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