Reportaje
¿Hay que cambiar la manera de celebrar la Fiesta Nacional del 12-O?
Cuatro expertos reclaman resignificar el día para abrirlo a toda la sociedad

Felipe VI, el pasado 12 de octubre, durante el desfile militar. / Manu Fernandez / AP

El Gobierno español decretó el 12 de octubre como Día de la Fiesta Nacional en 1892, cuando se celebraron los 400 años del descubrimiento de América por Cristóbal Colón. Aunque al principio el Ejército no tuvo tanto peso en la celebración, con los años y, sobre todo, durante la dictadura de Franco, el desfile militar fue convirtiéndose en el eje vertebrador de la jornada. ¿Es el momento de cambiar la fecha? ¿Deberían ir ganando espacio otros sectores de la sociedad en detrimento del Ejército? ¿Tendría que rotar el acto por toda España y no celebrarse siempre en Madrid? Varios expertos analizan estas cuestiones y, en resumen, viene espóiler, opinan que hay que empezar a hacer cambios para actualizar la manera de celebrarlo si se quiere llegar a toda la sociedad y no solo a los ciudadanos que se sienten representados por los militares y el Rey.
Este domingo, de nuevo, Felipe VI preside el desfile en el centro de Madrid, al que asisten las principales autoridades del Estado. Las ausencias suelen ser sonoras, sobre todo las de los presidentes autonómicos. El representante de la Generalitat de Catalunya estuvo 14 años sin acudir hasta el año pasado, cuando Salvador Illa (PSC) volvió a asistir. Tras la parada militar, el jefe del Estado ofrece una recepción a más de mil invitados en el Palacio Real, donde está representada toda la sociedad y se hacen gestos con grupos de personas que han sido protagonistas el año anterior por alguna razón. En esta ocasión, por un motivo triste: el jefe del Estado ha invitado a los alcaldes de la zona cero de la dana de València.
"¿Por qué no celebrarlo el 6 de diciembre, día de la Constitución actual, o el 19 de marzo, cuando se aprobó la de 1812?", se pregunta Jorge Resina
Esta estructura, que se ha mantenido intacta en las últimas décadas y que no se ha modificado ni con los cambios de Gobierno (PP y PSOE) ni con el relevo en el trono, trasluce para algunas personas la imagen de “un país políticamente subdesarrollado y un país anclado en el pasado”. Son palabras de Cristina Monge, politóloga y profesora de la Universidad Complutense de Madrid. Monge considera que tanto el desfile militar como la posterior recepción que Felipe VI da en el Palacio Real se tendrían que “resignificar” y señala que habría sido una “buena oportunidad” hacerlo este año, cuando el Gobierno lanzó una iniciativa para recordar los 50 años de la muerte de Franco. “Esa idea [del Ejecutivo] parecía muy ambiciosa pero no está teniendo ningún tipo de trascendencia social ni para entender qué pasó entonces ni para mejorar ahora como país ahora”, denuncia. Monge ve en la jornada de este domingo un “modelo increíblemente rancio”, con una recepción del Rey a la que acude la “corte empresarial y mediática”.
"El día de los tanques"
“Tendría que hacerse algo más moderno y que uniera al conjunto de la nación, no solo que representara a una parte”, afirma, una observación que también hace Jorge Resina, profesor de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid. Para Resina habría que evolucionar hacia una “fiesta cívica” y evitar un día que ve como “divisivo” porque acaba siendo “el día de los tanques” y que interpela “a un sector muy tradicional de la ciudadanía”.

Felipe VI y la princesa Leonor, el 12 de octubre del 2024, durante el desfile militar, en Madrid. / Alejandro Martínez Vélez / Europa Press
El profesor apunta también la necesidad de replantearse propiamente el día que es la Fiesta Nacional, que ve “controvertido” cuanto menos, ya que tiene la “carga histórica de la conquista de América y la colonización”, elementos que “incomodan a muchos países” por los "actos violentos" de aquellos siglos. “Tendríamos que analizar qué sentido queremos darle a un día así. ¿Por qué no fijar la Fiesta Nacional el 6 de diciembre, fecha de promulgación de la Constitución actual, o el 19 de marzo, cuando se aprobó la de 1812, la ‘Pepa’?", se pregunta. En estos momentos, que sea el Doce de Octubre está recogido en una ley de 1987, aprobada con el socialista Felipe González en la Moncloa.
La dificultad de hacer cambios
Fuentes de la Moncloa preguntadas sobre si hay planes para introducir algún cambio en la Fiesta Nacional aseguran que ese “debate está descartado en este momento”. La dificultad de abordar cualquier modificación es una de las ideas que destaca María de la Serna, profesora del Máster de Protocolo de la Universidad Europea. “Es un acto muy clásico, nos va a costar mucho hacer cualquier cambio, porque chocas con las costumbres, la historia… Se podría haber aprovechado la sucesión en el trono, entre Juan Carlos I y Felipe VI, pero no se hizo”, apunta.
Consciente del peso de la tradición, sugiere que cualquier modificación se tendría que introducir poco a poco, tanto en el desfile, con mayor representación de sectores de la sociedad civil, “sin borrar al Ejército”, como en la recepción. Ve “obsoleto” este acto en el Palacio Real cuyo anfitrión es el Monarca, porque se trasluce la “idea de vasallaje” cuando él y su esposa, Letizia, saludan uno a uno todos los invitados en el salón del Trono. Una opción, afirma, podría ser que aparecieran directamente en la recepción y se pusieran a charlar con todas las personas, algo que hacen ya, una vez que acaban de dar la bienvenida a los invitados.
Otros países
Andrés Boix, profesor de Derecho Público en la Universitat de València, ve los Doce de Octubre como una “herencia franquista” que se “vertebra en torno a las Fuerzas Armadas y del Rey”. Boix subraya cómo otros países vecinos, como Alemania, Italia y Portugal, “han borrado” de esas jornadas las huellas simbólicas de las dictaduras y los episodios históricos más divisivos. En Italia, por ejemplo, la fiesta nacional es el 2 de junio, cuando se votó, en 1946, la Constitución republicana y antifascista tras la caída de Mussolini.
Boix considera que habría que reformular la celebración para festejar “valores comunes como la solidaridad, el pago de impuestos y los servicios públicos” y podría ir cambiando de ciudad para hacer partícipe a todo el país, una propuesta que también Monge respalda. La profesora De la Serna cree que la fiesta nacional debe conmemorarse en la capital y ya hay “otras fiestas que se mueven a otras ciudades”, como ocurre con el desfile con motivo del día de las Fuerzas Armadas.
El Doce de Octubre sigue siendo una cita con la historia, pero también una oportunidad por escribir. Tal vez el futuro de la Fiesta Nacional no pase por borrar lo anterior, sino por ensancharlo: hacer sitio a quienes nunca se han sentido llamados a celebrarla.
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