Aquí no hay más tiempo de espera que el que se hace para sacar la reserva de entrada". Así lo aseguran los responsables del pabellón de España, uno de los más visitados a diario --por el pasan uno de cada cinco visitantes del recinto-- y, aunque en apariencia siempre hay más de un centenar de personas en la puerta de entrada, el tiempo de espera lo elige el visitante, "porque muchos de ellos se anticipan al horario por temor a perder su turno". El funcionamiento es "similar al de reserva de entradas para una sesión de cine" pero les permite gestionar con éxito el importante flujo de visitantes con el que cuenta a diario.

Nueve dispensadores apostados junto a la entrada del pabellón les permite ofrecer a cada uno su horario de visita a lo largo de las doce horas que permanece abierto en el recinto. Introduciendo la entrada en la ranura, se presenta ante el visitante las opciones disponibles, hasta completar el aforo, un límite que viene marcado por la capacidad de la primera sala: el auditorio para 150 personas que ofrece la proyección en una cúpula sobre el origen del universo y la evolución que ha seguido el ser humano en la gestión de un recurso del que nació (tras la creación del planeta) y del que se hizo dueño hasta ponerlo en peligro. Un primer ámbito que ofrece unos ocho minutos de documental introductorio al resto de los contenidos.

Así la entrada se hace siempre escalonada, en grupos de 150 personas que acceden al interior del edificio cada diez o doce minutos, que es "el tiempo que dura la película más lo que tarda la gente en acomodarse y salir luego de la sala". Esto se traduce en turnos numéricos que van siguiéndose en un marcador electrónico instalado en la puerta, que avisa del inicio de su sesión y coincide con la numeración que figura en la parte superior de su tiquet de reserva. Cuando les llega su turno se abren los tornos.

RESERVA CON AYUDA

Además, desde el pabellón español reconocen que algún visitante se ha colocado en la fila de un turno sin reserva previa y no le ha servido de nada, porque ha tenido que pasar por los dispensadores, pero forma parte de la "anécdota", sobre todo porque los responsables del pabellón han colocado varias azafatas en las filas y en los dispensadores para ayudar a los visitantes a hacer su reserva y organizar las filas, avisando incluso "con altavoz en mano".

Esto les diferencia del resto de pabellones del recinto y, por tanto, del sistema implantado por Expoagua, que ofrece la posibilidad de incorporarse a la cola ordinaria o programar la visita entrando por un acceso diferente y más rápido. También les diferencia el servicio de restaurante, cuya disponibilidad solo se puede consultar en el teléfono 686.205.040.

MENOR AGLOMERACIÓN

Entre las comodidades que ofrece el funcionamiento del fast pass de España está el poder controlar el flujo de visitantes en función de las necesidades, algo imprescindible al tratarse de un pabellón que va a recibir la visita de personalidades destacadas de todo el mundo, ya que los días nacionales incluyen un almuerzo-recepción en el edificio español.

Por la seguridad que exige estas recepciones y para evitar aglomeraciones innecesarias. Según explican sus responsables, "el pabellón se reserva la opción de utilizar un horario concreto para este acto, eliminándolo del listado que ofrecen los dispensadores y dando diez minutos de diferencia con la visita anterior y otros tantos con la siguiente, sin que se resienta en exceso las colas, porque nadie tendrá esa hora reservada". Además, salvo excepciones, "diez minutos son suficiente para que no se solapen los turnos".