No hay nada más útil a la hora de viajar que conocer a alguien que vive en el país de destino. Los mejores restaurantes, consejos prácticos, los recorridos más interesantes, advertencias varias... En definitiva, el mejor guía turístico. Cuando uno entra al recinto de la Expo echa de menos a ese viejo conocido. Alguien que le oriente en su visita por la muestra. Que le diga dónde sirven la mejor comida o cuál es el lugar idóneo para ver la cabalgata del Circo del Sol. EL PERIÓDICO ha hablado con varias personas que llevan unos días pateándose el recinto y ha intentado realizar un compendio de consejos prácticos: el manual para el perfecto visitante de la Expo.

Todas las fuentes consultadas coinciden al señalar que el comedor de las comunidades autónomas "es uno de los mejores en cuanto precio y calidad". "Puedes comer un plato típico por 15 o 20 euros y te quedas bastante bien", señalan. Lo malo, dicen, son las filas: "Desde que llegas y hasta que te sirven te puedes pegar una hora". Por eso, recomiendan grandes dosis de paciencia y no ir más tarde de las 13.30 horas.

Otros ofrecen más alternativas y permiten reservar con antelación. Es el caso de, según los expertos, uno de los mejores restaurantes del recinto: el del pabellón de Japón. "Lo ideal es reservar cuando se entra a las diez de la mañana", indican las mismas fuentes. Comentan que tardan casi 40 minutos en servirte, pero que por la calidad de la comida "merece la pena esperar": "Es excelente y no sueles gastar más de 28 euros por persona". En el de Uruguay también se admiten reservas, aunque no es tan necesario porque el servicio es "ágil" y la fila "no dura más de media hora". Francia, por el contrario, se ha puesto algo más exigente y solo permite reservar a las empresas o a los grupos más numerosos. "No hay que esperar mucho tiempo y hay dos menús, uno por 22 euros y otro por 45", explican.

Sin abandonar el apartado gastronómico, los expertos lanzan una advertencia clara: "Los padres tienen que tener cuidado con el restaurante de Italia. Muchos piensan que habrá pizzas para los niños y no es así. Más bien al contrario, porque se trata de un italiano con un cierto nivel y sale por unos 40 euros".

Más consejos gastronómicos: la mejor cerveza, y más barata (aparte de la que sirven en los chiringuitos), es la del pabellón de Polonia. Cuesta dos euros. En el de Alemania, una pinta negra cuesta 4,5, aunque la comida no es tan cara: "Está rica y además no hay que esperar mucho". Por otra parte, todos los guías consultados insisten en no abandonar el recinto de Ranillas sin antes probar el café que sirven en Colombia: "Es uno de los mejores que he probado". Un secreto: es gratis.

PACIENCIA CON LAS FILAS

Dicen los expertos, que poco se puede hacer con las filas que serpentean entre los pabellones, más allá de adquirir los pases rápidos (fast pass). Con todo, indican que no son muchos los visitantes que los usan. "No se pueden utilizar en todos los pabellones, pero en el de Japón, por ejemplo, he visto que casi nadie los usa y son muy útiles porque no tienes que esperar más de 15 minutos", subrayan.

En otro de los edificios más visitados, el Acuario, no hay más remedio que "morir al palo": "Lo mejor para entrar en los pabellones más exitosos, como el Acuario o la plaza temática del agua extrema, es ir a las diez de la mañana, que es cuando menos gente hay". Sea como sea, "la hora de espera no te la quita nadie". Algo parecido ocurre en el de Aragón (por cierto, aquí la visita a la terraza es obligada).

No obstante, señalan las mismas fuentes que hay otros pabellones que son "menos glamourosos", pero igual de bonitos: "A mí me han sorprendido mucho el de Lituania o el de Rusia". Ya saben, a por ellos.