Caro o barato? Por unos 20 euros, los visitantes que se acerquen hasta el recinto de restauración de las comunidades autónomas en la Expo podrán elegir entre una amplia oferta de especialidades regionales. Lo que para algunos clientes es una buena posibilidad de degustar platos típicos a precios razonables, para otros es un exceso de un establecimiento que, con bandejas, no ofrece el servicio de un restaurante tradicional.

Los profesionales lo tienen claro: la relación calidad-precio es muy buena. "Ofrecemos cosas como pulpo o marisco en raciones generosas --explica Braulio García, coordinador del restaurante de Galicia--. Lo que no se puede pretender es comer aquí por el precio de dos hamburguesas". De hecho, los trabajadores de los distintos locales de este recinto coinciden en señalar que el público responde bien. "Hay gente que hasta se acerca a comentárnoslo, y vemos a gallegos emigrados que están encantados o a personas que viajan mucho a Galicia y lo dicen", asegura García.

Por otra parte, desde los restaurantes recuerdan los costes del transporte y piden comprensión al respecto. "Algunas personas dicen que, por ejemplo, la sidra está cara, pero si contamos lo que cuesta traerla... A mí me cobran 3 euros de porte por cada caja, y traemos muchísimas", afirma David Rodríguez, jefe de cocina en el centro de Asturias. Aún así, se muestra satisfecho de los resultados: "Hacemos 8.000 ó 9.000 euros al día, en un día normal. El sábado fueron 11.000". A su lado, Lalo Coto, camarero de la zona de Castilla y León, reconoce que su media es algo inferior a la de Asturias, aunque sigue siendo muy positiva. De hecho, la ubicación parece favorecer a los establecimientos que se encuentran más próximos a la escalera, ya que son los primeros que el visitante encuentra al acceder.

Esa es también la opinión de Jordi Gómez, camarero en el restaurante de Mallorca, que no duda en asegurar que el público se dirige "donde ve a más gente". En su recinto ofrecen todo tipo de productos mallorquines, como ensaimadas o sobrasada. La demanda, lógicamente, depende del día y de la hora, si bien es cierto que estos establecimientos tienen un horario especialmente extenso que permite que los visitantes puedan comer casi a cualquier hora.

Cada uno de los centros elige su oferta de restauración y la forma de venta. Así, algunos --como Asturias-- no ofrecen un menú salvo en el caso de los grupos que lo piden con antelación. Castilla y León, por su parte, ha optado por preparar dos menús que cambian cada semana e incluyen tapa, primero, segundo, postre, pan y bebida, y también hay los que se decantan por tapas, como el País Vasco, que propone una comida a base de pintxos. Ángel Sáiz da un bocado a uno de ellos. "Las tapas están muy ricas, pero es bastante caro", señala. Forma parte del Coro de la Comunidad de Madrid, que ha venido a actuar en la muestra. "Teníamos poco tiempo, así que no hemos buscado más". En una mesa próxima, un grupo de amigos de Alicante se prepara para dar buena cuenta de unas tostadas y raciones. Han escogido los restaurantes de las comunidades autónomas "por la variedad". "¿El precio?. Está bien para lo que es", dicen. Mercé Riera y su marido, de Lloret de Mar, estuvieron cenando aquí el jueves pasado. "Nos gustó, pero lo encontramos muy caro, nos gastamos cerca de 70 euros", explica.