La oferta gastronómica de la Expo abarca un amplio abanico de posibilidades. Desde los kioscos hasta los grandes restaurantes, pasando por los establecimientos de comida rápida o los de autoservicio, todo está previsto para que cada visitante encuentre la opción más adecuada a sus necesidades. Aún así, ya sea por los precios o por las filas, no son pocos los que optan por traerse la comida, volver a casa al mediodía o salir al exterior.

Es el caso de Antonio Subías, de Huesca, que después de haber probado la oferta de las comunidades autónomas el día anterior, ayer se decantaba por regresar a su domicilio. La razón, sin embargo, no era ni económica ni de esperas, sino mucho más inusual: "Pensábamos que haría más calor, pero sopla algo de viento y nos volvemos". Loli Morales, por su parte, optó por el bocadillo. "Igual luego probamos otra cosa", reconocía.

La posibilidad de degustar especialidades de otros lugares es sin embargo atractiva para muchos de los visitantes de una muestra que es, después de todo, internacional. "Queremos algo que no sea de aquí, pero aún no sabemos nada", comentaba Pili Bueno, que había llegado desde Vitoria. La opinión de la checa Silvie Herkova era similar: "Pretendía ir a Italia, pero está lleno, y Eslovaquia creo que no tiene restaurante, así que ahora estoy buscando algo no europeo".

Los establecimientos de fast food, autoservicio y, sobre todo, los kioscos, son la opción preferida por los que quieren comer sin gastarse demasiado. "Lo primero que hemos visto es un sitio de comida rápida en el que el menú cuesta 12 euros, me parece que no está mal", reflexionaba Adolfo Gerveno, de Cáceres, sin decidirse.

En cualquier caso, ninguno de los recintos puede quejarse de falta de clientela. Y es que, en palabras de Jon Joannas, encargado de uno de los Food & Ready, "esto se llena al 100%, sobre todo al mediodía".