En los próximos tres años se asomará a los titanes del Instituto de Nanociencia de Aragón para observar nanopartículas, ésas cuyas tres dimensiones miden menos de cien nanómetros (nanómetro = millonésima parte de un milímetro). Yilian Fernández Afonso nació en La Habana hace 28 años, estudió allí Ingeniería Física y ahora hace su doctorado en este centro de investigación de la Universidad de Zaragoza. Esos magestuosos microscopios modelo Titán, capaces de mostrar la materia átomo a átomo, le sirven a Fernández para conocer las propiedades de determinadas nanopartículas.

“Lo mío ha sido siempre la ciencia de materiales", cuenta la investigadora cubana. Ese afán suyo por bucear en el interior de los materiales la ha llevado a descender a dimensiones remotas, las últimas, las más pequeñas que existen, las que se miden en nanómetros. Y así llegó a México en 2016, a estudiar nanopartículas magnéticas para purificación de ADN. Y así es como ha recalado en el mundo de la salud con el Grupo Bionanosurf de la Universidad de Zaragoza.

Aquí se dedica a obtener y caracterizar nanopartículas de magnetita (óxido de hierro) que puedan servir en la terapia contra el cáncer. ¿Cómo? Estas ínfimas partículas tienen la capacidad de calentarse cuando son sometidas a campos magnéticos y en investigación oncológica se estudia la hipertermia como forma de matar a las células tumorales. Yilian Fernández nos lo cuenta así: “Las nanopartículas magnéticas se obtienen mediante un proceso químico que es la síntesis por descomposición térmica y, después, se caracterizan morfológica, estructural y magnéticamente. A esas partículas se les aplican determinados campos magnéticos y entonces liberan energía en forma de calor”. Si son enviadas al lugar del tumor, lo destruyen por hipertermia o sobrecalentamiento.

“Si, además, estas nanopartículas se recubren de fármacos, éstos pueden ser liberados en la zona misma del tumor”, argumenta Fernández. Más directos, más efectivos. Se trata de aprovechar también la fácil conducción de las nanopartículas a través de nuestro organismo. Con Bionanosurf amplía también sus conocimientos sobre nanomateriales aplicados al diagnóstico por imagen.

La ingeniera habanera quiere dejar claro que, no obstante, esta investigación es aún muy preliminar, que están todavía buscando esas nanopartículas ideales capaces de atacar in situ al cáncer. “Se obtienen y caracterizan algunas que luego no son óptimas para las aplicaciones que buscamos”, advierte. “Me encanta lo que hago, sobre todo el trabajo en el laboratorio”, dice Fernández Afonso, aunque también reconoce que este día a día es “agotador”.

En su camino investigador ha encontrado más hombres que mujeres. Conoce la “desventaja de la mujer en la obtención de empleo fijo en España, porque esta profesión es muy competitiva y los periodos fuera del laboratorio al tener hijos tienen un impacto costoso en el currículum”. De momento, acumula experiencia en la investigación ya que, además, en Cuba son más largos los estudios de ciencias (cinco años de carrera y dos de máster). “En España, la gente llega antes al doctorado”. Ella es ahora doctoranda en España gracias a una beca Banco Santander-Universidad de Zaragoza.

¿Y después? Yilian Fernández volverá a La Habana para formar parte del Centro de Estudios Avanzados de Cuba, que está dando ahora sus primeros pasos en el apasionante mundo de la investigación en Nanociencia.