El paso de la niñez a la edad adulta, la sexualidad, el encierro, la violencia machista, el femicidio, el rechazo o la búsqueda de la maternidad, son algunas experiencias que 16 escritoras latinoamericanas han convertido en cuentos y que definen el terror que viven y han vivido las mujeres a lo largo de la historia.

Estos relatos son parte de “Aquelarre de cuentos” (Huso, 2021), una antología seleccionada por las también escritoras Inés Ordiz y Sandra M. Casanova, que busca dar visibilidad a las autoras de géneros y modos literarios que han sido relegados a los márgenes de los discursos canónicos. La fantasía, el terror, el gótico, la ciencia ficción o la distopía están dentro de estos géneros. Pero, además, pone foco en esos miedos que se derivan de la opresión.

“Estas diferencias de género, junto con otros marcadores identitarios definidos por sistemas de opresión y privilegio, necesariamente dan forma a los perfiles de nuestros temores. Así, si bien las brujas fueron durante muchos siglos las representantes de los miedos del hombre blanco y cisgénero a las mujeres sexuales y poderosas, este aquelarre refleja los espantos vividos desde el otro lado de ese discurso opresor: reproducen terrores asociados con personas de género femenino”, explican Ortiz y Casanova en el prólogo del libro.

Cuentos de terror de México, España, Colombia, Cuba, Argentina…

De este aquelarre forman parte escritoras de México, Cuba, Puerto Rico, Nicaragua, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Bolivia, Chile, Argentina y España, quienes, según las autoras de la antología, realizan un “hechizo colaborativo” con el fin de definir y exorcizar los miedos que brotan de la opresión, imaginar otros modelos y, finalmente, construirlos.

“Las historias que quieren contar no son necesariamente agradables. Son, más bien, testimonios de los terrores de existir como mujer. Describen los acechos masculinos y heteronormativos, las lágrimas y las llagas que dejan detrás, o que llevan consigo, los cuerpos quebrados“, afirman Ordiz y Casanova en el libro.

“Las mujeres temen que las asesinen”

En algunos relatos, el terror toma forma de fantasmas (como en el cuento de Mariana Enríquez), de vampiros (en el de Ana María Fuster Lavín) u otros monstruos híbridos (en los textos de María del Carmen Pérez Cuadra y Alexandra Pagán Vélez).

Sin embargo, también se incluyen “otros géneros y modos como el horror sobrenatural” del cuento de María Fernanda Ampuero, la ciencia ficción distópica (en el cuento de Alicia Fenieux) y lo maravilloso surrealista (en el microrrelato de Mariana Torres), “así como numerosos ejemplos de hibridación genérica que, en todos los casos, consideramos terrorífica”. En el prólogo, las gestoras del aquelarre aseguran que no pueden “asumir que la sensación de miedo es genérica y común a todos los individuos”, pues está estrictamente ligada a circunstancias sociales, étnicas, raciales, sexuales y de género de las personas. “ Margaret Atwood , por ejemplo, decía que, mientras que los hombres temen que se rían de ellos, las mujeres temen que las asesinen”, agregan. Y es que la violencia y la muerte están muy presenten en los cuentos de terror de estas 16 escritoras. 

Hay agresiones físicas y/o psicológicas, así como violencias machistas en el seno de la familia o ejercidas por extraños ajenos a ellas.

La desigualdad en el mundo de la cultura

Las autoras aseguran que visibilizar las obras escritas por mujeres es necesario “para combatir una desigualdad todavía prevalente en el mundo cultural y editorial en el ámbito internacional y, más específicamente en este caso, en los países hispanoparlantes”. Discriminaciones que se acentúan más en géneros como el de terror. Según citan en el libro, estudios recientes muestran una enorme desigualdad en los niveles de representación entre escritoras y escritores. El porcentaje promedio de autoras en las antologías analizadas por la investigadora Patricia García, que incluyen textos tanto latinoamericanos como españoles, es del 14 %, frente al 86 % de autores hombres.

En el dominio editorial, agregan, el género femenino también está infrarrepresentado: de las antologías publicadas en español, solo el 22 %, están compiladas por mujeres. “Ante este panorama todavía ampliamente desigual, entendemos que toda iniciativa que dé visibilidad a las escritoras de géneros no miméticos es un paso ineludible y necesario para desmantelar un estado de cosas patriarcal”, afirman.