Doña Emilia fue una mujer “controvertidamente moderna” a la vez que conservadora, progresista y feminista “radical”. Una escritora llena de matices que la Biblioteca Nacional de España (BNE) recuerda con motivo del centenario de su muerte en la exposición ‘Emilia Pardo Bazán. El reto de la modernidad”. 

“Una parte de ella es muy moderna, como los grandes, pero es moderna y antimoderna a la vez porque el estilo de los modernos, aquellos que no creen que haya una modernidad lineal, la modernidad es un desafío, y por eso se llama así esta exposición”, ha explicado la comisaria de esta muestra, la historiadora Isabel Burdiel, que ya ha abierto al público estará hasta el 26 de septiembre en la BNE.

Un forma de vivir que no encaja en su época

Dividida en cinco secciones, Burdiel ha recreado el universo de Emilia, como así se refiere a ella, a través de piezas como manuscritos, fotografías de la intimidad de su casa, óleos como el retrato que su madre le hizo en 1875, o cartas en las que podemos ver las consecuencias que su libre manera de vivir le provocó.

En concreto, y como documento inédito, se muestra la misiva propiedad de la Fundación Lázaro Galdiano en la que su confesor, Fray Manuel Castellanos, le escribe para anunciarle la muerte de su padre, al que Pardo Bazán “adoraba”.

“En esa carta -cuenta Burdiel- la acusa de ser la causa de la muerte de su padre por el tipo de vida que lleva en Madrid, por haberse separado de su marido, es una carta de un chantaje brutal y absoluto”.

Pero también hay otras dirigidas, por ejemplo, a la escritora y amiga Blanca de los Ríos, en las que le cuenta “cómo quería hacer el Pazo de Meirás“.

“Ella lo hizo como una casa de escritora al estilo de la de Víctor Hugo, Zola o Walter Scott, y habla de que ahí está grabado su sentido estético, pero explícitamente no hay ninguna carta en la que escriba sobre lo que quiere en que se convierta. Lo diseña así porque tiene mucha conciencia de lo que necesita estéticamente, porque es un personaje público y una escritora con proyección”, matiza la comisaria.

Visibilizar su potente voz

Documentos que están desplegados en vitrinas sobre las que cuelgan lienzos, imágenes o cartelería en la que Emilia es total y absoluta protagonista, y en lo que, con toda la intención, se ha querido dejar en un tercer plano casi imperceptible sus relaciones amorosas con escritores como Benito Pérez Galdós.

“No hemos querido entrar en la cosa rijosa, escandalosa de hablar de esa relación del espectáculo”, puntualiza la historiadora sobre este episodio de la vida de esta gallega y madrileña a partes iguales que la exposición destaca en un lienzo propiedad del Ateneo de Madrid en la que aparece un Galdós que mira de reojo a Pardo Bazán.

Pero en la muestra no solo se activará el sentido de la vista porque en ‘Emilia Pardo Bazán. El reto de la modernidad’ el visitante también tendrá que afinar el oído, ya que los organizadores de la exposición (Biblioteca Nacional, Acción Cultural Española, así como la Xunta de Galicia y la Comunidad de Madrid) han querido expresar, “sin escatimar nada”, todo lo que significó la escritora en todos los sentidos para hacer que su voz se oiga “más potente”.

Emilia, “feminista radical”

Según cuenta también la comisaria, cuando comenzó a investigar sobre Pardo Bazán lo que le “paró” fue una pregunta: “¿podía ser conservadora y progresista a la vez?”.

“Y cuando fui capaz de pensar que eso era posible en su época y ahora lo entendí mejor -prosigue Burdiel- Yo intentaba hacer lo que hacemos siempre, y mas en un país tan fraccionado y polarizado como éste, y que también lo era en el siglo XIX, encasillarla en una cultura política y no es encasillable, como feminista es absolutamente radical”.