Con una versión del Cuando brille el sol, de La Guardia, Melocos consiguió anoche la primera ovación del público zaragozano congregado en el Paseo Independencia. Los gaditanos fueron los encargados de abrir un concierto que tuvo como protagonistas los sonidos pop y rock de El Pescao y Celtas Cortos, que acompañaron a la joven formación en su debut en la gran arteria zaragozana.

Un curioso conglomerado de público se agolpaba a los pies del escenario, ubicado en el extremo de la plaza Aragón, y se extendía hasta la altura de la plaza Santa Engracia. Peñistas haciendo botellón, pequeñas colegialas aún con el uniforme escolar bailando al son de la música roquera, matrimonios empujando sillitas y tarareando alguna de las letras y, sobre todo, muchas chicas jóvenes, las más, ocupando los primeros puestos al otro lado de las vallas de seguridad.

Y con tal respetable, Melocos fue alternando los temas de sus dos únicos trabajos discográficos --la banda tiene una corta carrera musical pero ha logrado un rotundo éxito entre el target juvenil-- con clásicos del pop rock nacional de las décadas de los 80 y 90, como aquel Enamorado de la moda juvenil, de Radio Futura, o el Adiós papá, adiós mamá, de Los Ronaldos. Estos hicieron bailar también a aquellos entrados en la treintena, con niñita y bolso de Hello Kitty en brazos, que desconocían quien era aquel "moderno" enfundado en pitillos y americana azul eléctrico, con un flequillo imposible (Jaime Terrón, vocalista del grupo).

Tomó el relevo sobre las tablas El Pescao, resultado de la carrera en solitario del guitarrista y compositor de El Canto del Loco, David Otero. Y aparecieron entonces las primeras sudaderas y camisetas de Dani Martín y los suyos entre el público fiel a la banda, que quiso acompañar al componente en su nueva andadura musical. Los aplausos no cesaron y pudieron conocerse en directo los temas del primer álbum del madrileño, Nada-lógico.

Para entonces, el paseo estaba abarrotado de gente que no quería perder ni un instante de celebración pilarista gratuita. "Estamos de paso y nos hemos quedado, la verdad es que animan mucho la fiesta", comentaba una mujer cogida del brazo de su marido. "A mi me han traído, porque yo no quería venir", comentaba una adolescente.

Los bocadillos en papel de aluminio salían de los bolsos y mochilas, y los puestos de manzanas de caramelo, almendras garrapiñadas, coco y snack de estrella aguantaban el tirón de la noche. Pero lo cierto es que tanto Melocos como David Otero consiguieron hacerse poco a poco con un público entregado de lleno a la nube de entusiasmo de los jóvenes fans, que impregnaba el ambiente del bulevar.

Veteranos y gaiteros

No fue hasta pasadas las 22.30 horas de la noche, cuando los Celtas Cortos irrumpieron en el escenario haciendo dispersarse de los primeros puestos a los más jóvenes y abriendo paso a los más veteranos del paseo.

Muy queridos por el público zaragozano, Celtas Cortos reaparecieron apenas un mes después de haber presentado su último disco Introversiones (2010) en el Fnac de la capital aragonesa. A caballo entre la música celta y el rock más reivindicativo, los vallisoletanos ofrecieron un directo contundente, en el que el público no paró de botar.