En 2020 no sonaron las charangas a su paso por el Coso. Los disfraces, habitual crónica satírica de los personajes más relevantes del año, no desfilaron hacia los pregones de las peñas, encargadas de ponerle música y color a su día grande. La pandemia del covid había llegado a las fiestas del Pilar.

Algunos las llamaron las 'no fiestas', y eso a un peñista le provoca "lágrimas en cara", como contaba Jorge Gracia, presidente de la Unión Peñista de Zaragoza y de la peña Los Marinos. "Para nosotros, las fiestas del Pilar son el clímax, nuestra fiesta grande, y las celebramos con muchísimo cariño y orgullo", afirmaba con sentimiento Gracia.

Sin embargo, y aunque quizás peñista pueda ser sinónimo de amante de la fiesta, desde las peñas tenían claro que no era el momento de celebrar.

Responsabilidad

La presidenta de Interpeñas, Eva Cerdán, insistía en que "desde el primer día de la pandemia estamos haciendo un llamamiento a la responsabilidad". Por su parte, desde la Unión Peñista coincidían en que las 'no fiestas' se presentaban "con mucha responsabilidad", ya que "tenemos que ser conscientes de que este año no va a haber fiestas del Pilar y debemos intentar promover entre todos que no haya ningún tipo de concentración".

Eva Cerdán, presidenta de Interpeñas. JAIME GALINDO

Un año sin fiestas afectó a las arcas de las peñas. Llevaban sin abrir desde el mes marzo de ese 2020, cuando se declaró el estado de alarma, y la normativa vigente no les permitía volver a la actividad.

Las quejas

Ambas agrupaciones coincidían en que se les había "metido en el mismo saco" que a los cuartos de los pueblos cuando los locales peñistas están registrados como asociaciones culturales recreativas y tienen licencias similares a la hostelería. "Seguimos pagando alquiler, seguros y a Hacienda, pero ahora mismo vivimos de las cuotas de los socios, quienes siguen pagando y manteniendo su peña a flote", afirmaba Eva Cerdán.

La suspensión de las fiestas también se veía reflejada en el número de socios. "Habrá mucha gente que, al no poder disfrutar de las fiestas y aun haciendo actividades todo el año, no pague su cuota y no sea socio. Son los que menos, pero habrá gente que se dará de baja", contaba Jorge Gracia, de la Unión Peñista.

Jorge Gracia, presidente de la Unión Peñista

Los peñistas comienzan el año mirando hacia el mes de octubre, fecha en la que se celebran las fiestas del Pilar. Por ello, la mayoría guarda vacaciones la semana del Pilar desde enero para disfrutar de los festejos desde el pregón hasta los fuegos

"Ahora, mucha gente tiene esos días de vacaciones y no le va a quedar otra que irse a otro lado para intentar no tener presente que deberían ser fiestas y no lo son…", lamentaba Gracia. No era el caso de estos dos fervientes peñistas, Eva y Jorge, que se quedaron en Zaragoza para seguir trabajando y disfrutando de las fiestas.

Los peñistas oteaban ya, con la mirada un tanto melancólica, el horizonte de los Pilares 2021 con esperanzas de que la crisis sanitaria remitiera durante el año que restaba, como, en parte así fue, aunque las fiestas del 2021 se celebraron un tanto recortadas como consecuencia del covid.

Mientras tanto, seguirán apoyándose en el día a día, porque como cuenta Eva Cerdán "formar parte de una peña es como tener una segunda familia. La mayoría llevamos muchísimos años: nos hemos casado, nuestros hijos han nacido y hemos visto como esos hijos incluso han tenido sus propios hijos… Y ahí estamos, en un tiempo tan difícil, seguimos luchando".