La suspensión de las Fiestas del Pilar pero no de la gran mayoría de los actos previstos, ofrenda, ferias y conciertos incluidos, no parece entenderse del todo bien entre los ciudadanos a pie de calle. «Estando la situación como está entiendo que las prohíban, pero si las cancelas cancélalo todo. No tiene sentido lo que plantean. Si lo cancelas lo cancelas todo», decía una joven, Andrea Baquero, ayer junto a la plaza del Pilar de Zaragoza. A su lado, el chico que se sentaba con ella, Acher Gasca, puntualizaba: «Si se cumplen las medidas y hay distancias...». «Pero si quitas una cosa quitas todo», respondía ella. Al lado de ambos una mujer sentada en otra mesa les miraba y asentía. «Opino exactamente lo mismo», afirmaba sin haberle preguntado.

Las dudas están en la calle. ¿Hay fiestas? ¿No hay pero hay ofrenda? «Vaya lío. Que dejen las cosas como están. Si no se puede hacer fiestas no se puede. No veo normal lo que están haciendo. Si hay que aguantarse nos aguantamos y ya está», asumía otro hombre en la plaza Santa Marta, que esperaba una mesa para sentarse a comer.

«A mí me parece muy mal que vaya a haber fiestas. Al final hacen todo menos el pregón, ya ves tú. En mi pueblo no hemos podido hacer nada, así que aquí tampoco tendría que poderse», explicaban otras dos mujeres. «¿Y la ofrenda, con 20.000 personas o las que sea, no es un acto masivo?», se preguntaba otra señora a su lado.

Al ser interpelado un grupo amplio de jóvenes la multitud de opiniones también decía mucho de la confusión existente. ¿Les parece bien que se hayan suspendido las Fiestas del Pilar?. «No». «Sí». «No». «No». «¿Pero va a haber cosas, no?». Respuestas múltiples aunque una de ellas se mostraba más tajante: «A ver, como otros años estaba claro que no se iba a poder hacer y es normal que no haya ni Espacio Zity ni otras cosas. Pero el mítico puestecillo en la calle estaría bien...», explicaba otra de las chicas, Ana Bello, preguntada por sus compañeros.

«También te digo, si no preparas nada la gente se va a juntar igual pero en vez de en la calle en sus casas», explicaba otro de los chicos, Miguel Pardo.