No parecía un partido sencillo (por llevarlo al terreno de uno de sus últimos singles, El gordo que la pisa bien) a priori dadas las circunstancias en las que se celebraba el concierto en medio de una pandemia pero Kase.O lo ha vuelto a hacer. Si su carrera, de una década a esta parte, ha estado marcada por plantearse retos nuevos y siempre ir más allá, ahora ya puede decir que ha conseguido hacer levantarse al Príncipe Felipe de sus asientos sin que realmente se levantara nadie. Los casi 4.000 espectadores que esta noche han disfrutado del concierto del MC zaragozano acompañado de su banda Jazz Magnetism (una década después de que alumbrara el proyecto) si algo es seguro es que han salido del recinto con el ritmo metido en el cuerpo.

Tanto que casi daba igual el set list que montara Javier Ibarra que, apoyado en unos extraordinarios músicos, ha querido comenzar el concierto con un guiño claro a la situación actual, Libertad, y ha continuado repasando buena parte de los temas que revisitó en el trabajo de Jazz Magnetism pero, como no podía ser de otra manera, ha dado paso a nuevas creaciones (por llamar de algún modo las versiones para músicos). Así, no solo ha revolucionado a todo el pabellón con Viejos ciegos, canción en la que han salido, obviamente, los también zaragozanos Xhellaz y Sho-Hai (este se ha llevado probablemente la mayor ovación de la noche), sino que también se ha detenido en sus últimos singles como Ringui Dingui o Tiranosaurius Rex. Todo ello sin dejar de lado sus reflexiones en las que cada vez se le ve más cómodo y en las que ha ido ganando soltura.

No es el Kase.O del primer Jazz Magnetism, la evolución es más que evidente, pero es que ni siquiera es el de El círculo. Javier Ibarra ha demostrado estar en una forma increíble y ha mostrado una conexión casi telepática con una banda que se siente como en casa adaptando ese rap a sus maneras de hacer música.

El concierto de Kase.O se ha ido casi hasta las dos horas y si por el público fuera creo que hubiera durado otras tantas más si es que alguien le hubiera puesto freno. Lo extraño del asunto (hay que ser realista) es que más bien que mal las normas sanitarias impuestas se han cumplido en buena medida y eso que no había pocos que se planteaban que cómo iba a ser posible en un concierto de rap. En la música está la respuesta.

Por cierto, este viernes se celebra el partido de vuelta en el mismo lugar con un público diferente y con una cosa de la que se puede estar seguro, Kase.O volverá a triunfar a pesar de todos los condicionantes. Javier Ibarra, a estas alturas, no tiene rival, al menos, conocido. Zaragoza es su casa y él demuestra sentirse muy a gusto cada vez que la visita. Mención especial hay que hacer siempre al equipo del que se rodea donde quizá esté una parte importante de su éxito.