El teatro, la danza, la música, el ocio infantil y, en general, las artes escénicas, tienen una nueva casa en Zaragoza. En pleno Parque Deportivo Ebro, el Jardín de las Artes abrió ayer por primera vez sus puertas a un público que ha respondido positivamente en esta semana del Pilar: varios conciertos ya tienen todo el aforo vendido y las funciones infantiles casi al completo.

La colaboración entre la fundación Educación, Salud y Deporte de Aragón, actual gestora del club deportivo; y Almozandia Teatro y Efecto Trébol, encargados del apartado cultural, ha dado como resultado un acogedor espacio con capacidad para 360 personas, aunque las restricciones sanitarias limitarán a 230 visitantes en los conciertos de noche y a 200 en las sesiones para los más pequeños de la familia.

Mayte Zamorano, de Almozandia Teatro, considera que el Jardín de las Artes es un «espacio agradable, un lugar de sueño y lleno de encanto». El recorrido por el espacio transporta a los visitantes por un sendero cuyas etapas marcan esculturas de artistas aragoneses y desemboca en un gran escenario, con un bar al fondo, en el que solo se puede consumir antes del inicio de los espectáculos. «El público preselecciona el lugar exacto en el que se va a sentar», indica Zamorano, que afirma que la compra anticipada «ha sido todo un éxito».

Óscar Puyó, otro de los miembros de la compañía teatral, afirma que el objetivo de esta semana es «la puesta en escena de todas las disciplinas artísticas posibles», con una apuesta especial por «las compañías aragonesas». Recordando que el trabajo en el centro deportivo comenzó en mayo de 2020, Puyó asegura que este nuevo escenario es «toda una reivindicación de las artes escénicas en Zaragoza». El grupo de más de 20 trabajadores ha dedicado el último año y medio a «poner bonito» un lugar que necesitaba una remodelación.

El viaje mágico de los hermanos Ronchetti fue la obra elegida para abrir la programación cultural de la semana. Funciones diarias hasta el próximo 17 de octubre acercarán, en horarios de mañana y tarde, el trabajo de 12 grupos artísticos aragoneses diferentes repartidos en 16 funciones. De cara a la noche, la promotora Efecto Trébol lleva al escenario a músicos asentados en el mercado nacional, como Mikel Erentxun o M-Clan; y a jóvenes talentos, como Delacueva o Arde Bogotá. Raúl Sierra, de la promotora, lamenta que el margen de beneficios «sea muy escaso, por el bajo aforo», pero celebra la respuesta del público zaragozano: «Cuatro de los siete conciertos ya están casi llenos; los otros van por buen camino».

Sin el respaldo de ninguna institución pero con diferentes patrocinadores privados, El Jardín de las Artes afronta un Pilar que solo será el pistoletazo de salida al proyecto: «Queremos que aquí haya espectáculos al aire libre, de manera habitual, de marzo a noviembre». Los gestores de la fundación Salud Educación y Deporte en Aragón, Pablo Carmona y Carlos Anés, tienden la mano a que este objetivo se cumpla, ya que desean que el Parque Deportivo Ebro «tenga una vertiente cultural más importante en los próximos años».

El tiempo dirá si acaba de nacer un nuevo espacio fijo en la programación cultural zaragozana. Mientras tanto, que la música no deje de sonar y el arte no abandone el escenario.