«¡Inauguramos ‘Río y Juego’ a ritmo de rap!» Apenas pasaban unos minutos de las 11:30 horas de este domingo cuando, con estas ocho palabras, los ojos de las pocas decenas de niños que ya habían accedido al espacio ubicado en el Frente Fluvial de la Expo comenzaron a iluminarse.

Media hora antes, un nutrido número de pequeños y mayores han comenzado a merodear el lugar formando una fila que, poco a poco, ha ido poblándose frente a la entrada. La espera había terminado. Dos años después, por fin recuperaban uno de sus planes preferidos de los Pilares.

No había tiempo que perder. Una vez que la media docena de de animadores han concluido la coreografía de bienvenida, los benjamines de la casa han echado a correr hacia su actividad preferida. Los más impacientes -la mayoría- se han quedado en el laberinto submarino, situado en la entrada que mira al puente del Voluntariado. Pocos minutos después, un grupo de cuatro niños celebraban haber sido los primeros en completarlo. «¡Vamos ahora a las ruedas!», chillaban estos primero vencedores de la mañana. Suben los decibelios y las pulsaciones. Aquí, las normas las ponen ellos.

Y es que en este particular parque temático infantil todo es una potencial diversión para los niños. Desde formar torres con botes de pintura o latas de aceite y de conservas vacías hasta crear formas y figuras con pacas de paja, palos, piedras o pétalos de flores. A lo largo de las 16 actividades del recinto, los pequeños juegan, saltan, corren, se divierten y, como reconoce algún padre exhausto, «lo dan todo».

La propuesta tiene también su vertiente educativa. Cada una de las actividades busca sembrar una semilla que les inculque la importancia de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible impulsados por Naciones Unidas, que pasan por lograr la igualdad de género, potenciar la energía no contaminante o reducir la desigualdad, entre otros.

Control de aforo

Este año, el coronavirus también ha impuesto sus condicionantes. El primero, el más notorio y el que más ha dado que hablar, son los controles de aforo. Cada jornada está separada por dos turnos, mañana y tarde, donde solo se permite el acceso a 1.500 personas en cada uno para evitar grandes multitudes. También cada una de las actividades del recinto tienen su control de aforo particular. La decisión ha dejado una escena inédita en ‘Río y Juego’, donde hay tramos, fundamentalmente los inmediatos a la segunda puerta de entrada, por el lado del Pabellón Puente, que presentan un aspecto desangelado.

«Otros años, había una gran cantidad de gente, pero veo bien que se hayan tomado estas medidas para evitar las aglomeraciones, a pesar de que hemos tenido muchas dificultades para conseguir entradas», confiesa la madre de dos pequeños mientras les apremia para marchar a los cabezudos.

Pese a ello, en la mañana de la inauguración no se ha llenado el aforo. Tanto es así que ha habido familias a las que se les ha permitido acceder pese a no haber reservado su plaza. ¿El motivo? Ha habido no pocas personas que, finalmente, no han acudido a la Expo pese a tener su invitación.

Cuestiones que poco importan en la zona de juego. El reloj sobrepasa con holgura el mediodía y ya son varios los adultos que empiezan a perder comba. Frente a la zona del embarcadero, los «animalicos» vigilan los movimientos de los pequeños que tratan de hacer enormes pompas de jabón pese al viento que se deja sentir. Mientras, niños y mayores recorren este particular paseo de la fama artístico para fotografiarse con estos ejemplares que mudan de piel en cada viaje que emprenden por los parques de Zaragoza.

De fondo suenan los primeros acordes de ‘Latinoamérica’, de los puertoriqueños Calle 13. Los acordes proceden del anfiteatro, a pocos metros de distancia. La música se funde con la voz de los animadores mientras varios niños marcan el ritmo aporreando los culos de cacerolas, sartenes, bidones y baldes. Impensable en casa.

El final del día bien podría acabar en la misma orilla del río. Allí, una treintena de sillas miran al Ebro invitando a detenerse un momento para sentir, disfrutar, imaginar y descansar. Sobre todo descansar.