El Ayuntamiento de Zaragoza salió al paso este miércoles de la creciente polémica sobre la escasa asistencia a los actos gratuitos de las fiestas del Pilar, por la incomparecencia de la gente que reservó entradas pero no las usa. El consistorio anunció oficialmente una medida que, en realidad, ya venía aplicando días atrás, sin darle publicidad: si a los 10 minutos de empezar un espectáculo sigue habiendo sillas libres, se deja entrar a todos los que lo pidan en la puerta, controlando que no se sobrepase el aforo permitido por Sanidad.

Según precisaron fuentes municipales, habrá varias excepciones a esta regla para los próximos eventos de las fiestas del Pilar. En primer lugar, los espacios infantiles Río y Juego (que, por lo demás, son los que menos incomparecencias sufren) y el de jotas de la Fuente de Goya. En ambos hay franjas horarias completas de mañana y tarde, en los que la gente con reserva va saliendo y entrando. Así que «la permisividad en el acceso de aquellos sin entrada depende siempre del aforo que en ese momento se registre y sus fluctuaciones», según el ayuntamiento.

Tampoco se aplicará esta norma exactamente en los conciertos. Se dará, pero a los 10 minutos de comenzar el grupo o cantante principal, no el telonero. Porque muchos deciden saltarse la actuación de este, y no se puede dejar a la gente con reserva sin sitio cuando decidan acudir.

Tradición de gratuidad

El consistorio respondió así al malestar de muchos ciudadanos, creciente en conversaciones y también en redes sociales, sobre la falta de asistencia a los actos. Una costumbre que ha dejado estampas tristes en estas fiestas, como el concierto de Pignoise a mitad de aforo (acudieron unas 2.000 de las 4.000 personas que tenían entrada), las jotas en la plaza del Pilar con solo las primeras filas ocupadas o alguna sesión de cabezudos escasamente poblada. Por no hablar del centenar de grupos que no acudieron a la Ofrenda de flores teniendo la plaza asignada.

Sobre esta falta de asistentes en algunos de los actos organizados por el Ayuntamiento de Zaragoza, el alcalde, Jorge Azcón, recordó este miércoles que el principal problema surge cuando la gente que tiene entradas reservadas no acude después a los eventos sin haber avisado. «No queríamos romper con la tradición de la gratuidad de los actos organizados por el consistorio así que no hay alternativa. Pedimos a quien no pueda ir que devuelvan las entradas para poder ponerlas de nuevo a disposición de los zaragozanos», dijo. 

Y es que, en su momento, el ayuntamiento y Zaragoza Cultural llegaron a plantear, a nivel interno, cobrar por estos actos y devolver el precio pagado si las personas con entrada finalmente acudían a los actos. Así se querían asegurar que quien hubiera cogido ticket acudiera a los eventos. Y también se pensó en cobrar una cantidad simbólica y donarla a alguna entidad benéfica. Pero finalmente se optó por la gratuidad porque resultaba lo más sencillo técnicamente. 

Fue la vicealcaldesa, Sara Fernández, quien explicó que han decidido que ahora, a la entrada de estos eventos, se va a esperar 10 minutos a que lleguen todas las personas con entrada y, en caso de que no acudan, se abrirán las puertas, aunque con las excepciones citadas, que el consistorio detalló más tarde.

En los debates en las redes sociales, aparte de este cobro que el consistorio había barajado, también se hablaba de castigar de algún modo a los que tuvieran entrada y no la aprovecharan, por ejemplo impidiéndoles la participación el año que viene. Pero, más allá de la discusión de barra de bar, esto tendría difícil aplicación práctica (legalmente hablando) sin haberlo avisado previamente. 

En cualquier caso, salvo sorpresas, el sistema provisional dejará de tener aplicación en las próximas Fiestas del Pilar.