Avisaron con solo unas horas de antelación: M Clan retrasaba su concierto a las 22.30 horas. Si no era suficiente, Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez han tardado aún 15 minutos más en salir, cuando las 22.45 ya se marcaban en los relojes. Un saludo y una filosofía barata después, las 230 personas que han llenado el Jardín de las Artes se han olvidado de la hora y media perdida.

No parecen suficientes una guitarra española, un cajón y una pandereta para que uno de los míticos grupos del rock nacional se luzcan. La voz de Tarque y las manos de Ruipérez se han encargado, sin embargo, de demostrar que la música y el rock residen en sus respectivos talentos y no en los instrumentos.

El murciano sabía que necesitaba del público para despertar la fresca noche del Parque Deportivo Ebro. «Si no digo Zaragoza aquí no se levanta la mano o qué», ha exclamado el cantante, que recibió como respuesta una ovación y cientos de palmadas y brazos al aire que no han cesado hasta el final del concierto.

El Jardín de las Artes, quizá el escenario más bonito de todos los pilares, era el lugar idóneo para el formato acústico de la banda. Reducido, cercano e, incluso, romántico, para que Carolina, Roto por dentro o Llamando a la Tierra sonasen lo más próximo posible de unos asistentes entregados a la causa desde la aparición de Tarque y Ruiperez en el escenario.

Las restricciones, cada día más laxas gracias a la mejora de la situación sanitaria, han conseguido lo imposible: aquellos con asientos en las primeras filas han preferido retrasar su posición en busca de un baile y una cerveza fría. Las ansias de espectáculos normales, impulsadas por las temas más míticos de M Clan, han llevado al público a esa búsqueda de la tan ansiada libertad.

Tarque ha rasgado una vez más su inagotable voz con sus rockanroles, esta vez en acústico, y sus baladas más güisqueras con un repertorio de lo más disciplinar. Aún se ha animado el murciano a coger la armónica en el blues Perdido en la ciudad tras reivindicarse como guitarrista, percusionista e incluso panderetero.

Un escenario idílico para el dueto acústico ha hecho las delicias de los asistentes hacia el final de la actuación. Si bien el público se ha mantenido algo fríos en la primera mitad del concierto, una explosión de recuerdos personales ha aparecido en la segunda parte, que ha conectado con la grada hasta levantarlos del asiento. Hasta un mechero le han tirado a Carlos Tarque, que se ha guardado como un recuerdo más en una actuación que vuele a superar a la penúltima.

La actuación de M Clan enfila el último fin de semana de música del Jardín de las Artes. El nuevo escenario zaragozano se despide de sus primeros pilares con los conciertos de David Demaría este sábado y, el domingo, con el divertido espectáculo de la banda sevillana O’Funkillo.