La feria taurina va ligada desde siempre a las Fiestas del Pilar. Zaragoza ha sido sinónimo de rotundos triunfos, puertas grandes, carteles de reclamo cada 12 de octubre o despedidas de recordados diestros. Pero también de tardes de cogidas en las que se rozó la tragedia, como la de Palomo Linares en 1977, Ortega Cano en 1987, Juan Ramos en 1989 o la de aquel 7 de octubre del 2011 de Juan José Padilla que, un año más tarde, volvió a reaparecer en el mismo coso.

Sin embargo, La Misericordia no solo se ha caracterizado por albergar la última feria importante de cada temporada en España . También ha sido testigo de animadas mañanas vaquilleras durante las Fiestas del Pilar—aderezadas de revolcones, charangas y almuerzos—, y los no menos concurridos festejos populares.

Aficionados de todas las edades han llenado las localidades de la plaza de toros cada temporada para vibrar en los concursos nacionales con los arriesgados lances, en el cuerpo a cuerpo, de los mejores recortadores, roscaderos, quebradores y saltadores del país.

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Durante estos años no ha faltado la presencia de personalidades de la política, la cultura, el deporte y la sociedad en los tendidos, manifestaciones antitaurinas en los aledaños de la plaza momentos antes de empezar los festejos, el recuerdo de corridas goyescas del siglo pasado o la reforma del edificio y la instalación en 1990 de la cubierta móvil de teflón, siendo la primera en España, permitiendo así celebrar otro tipo de eventos. En el 2014, el coso de La Misericordia celebró su 250 aniversario.