El Periódico de Aragón

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CORRIDA CONCURSO DE GANADERÍAS

Feria del Pilar: Fortes, el hombre de los muslos de mármol

Un desesperante catálogo de toros tumba un festejo sin sentido que deja fuera de juego a una terna en la que solo destaca Fortes

Saúl Jiménez Fortes, fiel a su toreo de bajas pulsaciones y casi desprecio por el riesgo en un muletazo por la espalda. ANDREEA VORNICU

La corrida de toros bajo el formato de concurso de ganaderías que ayer fue perpetrada en el coso de La Misericordia resultó un auténtico fiasco con el agravante de su larguísima duración, casi tres horas de tormento.

A estas alturas es más que cuestionable la justificación de una función de este tipo si no se es estrictamente escrupuloso en la elección de los toros; la concienciación de que si el toro no se arranca al caballo tres veces desde Logroño en un tiempo razonable eso se convierte en un truño insufrible y de que las normas están para cumplirlas.

No tiene objeto ver a la grey del chispeante amontonada al lado del caballo que pica si el texto dice que todos tendrían que estar en ese preciso momento en la chufa. O sea, solos el picador y el toro en suerte. ¿Fácil no? Pues no.

Pero como la corrida ya había nacido de nalgas desde su misma concepción, después del paseíllo, el parón del himno y todas las formalidades, apareció una pancarta en la andanada del tres: «Zaragoza merece más».

La ovación fue de hacer temblar los cimientos del garito y todas las miradas apuntaron al callejón, allá donde habita complacida la empresa.

Hasta una veintena de toros fueron reconocidos para sacar seis aptos y echar adelante el bodrio

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La bulla traía caso por incesante trasiego de camiones que han aparcado en un patio de cuadrillas que a este paso va a necesitar agentes de la policía local para regular el tránsito rodado.

Hasta una veintena de toros fueron reconocidos para sacar seis aptos y echar adelante el bodrio. Algunos de ellos llegaron con un peso de 417 kg. cuando el reglamento exige un peso mínimo de 460 kg. en plazas de primera categoría. Y eso no parece muy aceptable.

En este punto comenzó el desfile de boyancones. Para abrir boca el de Concha y Sierra, un toro cinqueño (como casi todos), ofensivo de encornadura y de bella estampa. Hasta ahí.

Apenas se desplazaba por el ruedo iba descolgando sus carnes, doblando las extremidades, provocando un griterío de rechazo que se sostuvo durante toda la... ¿lidia? Llamémosla así.

Fernando Robleño, todavía con el regusto en la boca de las mieles recientes de su última tarde en Madrid se topó con el marmolillo. Demasiado hizo con sostenerlo. Debió haber sido devuelto.

Tampoco salió bien parado Imanol Sánchez, quien se enteró de lo que tenía que enfrentar casi a la hora del paseíllo

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En el cuarto no tuvo otra ocurrencia que brindar al empresario Carlos Zúñiga. Apenas se acercó a la contera de las tablas fue obsequiado con otra pita de las de aúpa. Buena feria le espera.

En ese de López Gibaja todo lo tapó el oficio. El toro, que parecía esconder tres o cuatro arrancadas de inicio se paró en seco apenas vio lo rojo. Miau.

Tampoco salió bien parado Imanol Sánchez, quien se enteró de lo que tenía que enfrentar casi a la hora del paseíllo. La lotería le asignó uno de El Pilar que resultó devuelto y reemplazado por uno de Juan Luis Fraile que lo desbordó y trajinó un sexto con aspecto vaca suiza por exageradamente voluminoso, hondo, paticorto y con casi seis años.

En esas aguas navegaba también Fortes. Si su primero, suelto y desentendido de salida provocó una capea en banderillas (hasta nueve palos en la arena para dejar malamente tres) al que anduvo por la cara largando medios pases y recortes, en el quinto acaparó todo el interés.

El sobrero de López Gibaja ¡otra vez, sí!, tuvo un explosivo comienzo de faena arrancándose de largo. Fortes ligó la primera serie inmóvil, hierático.

Poniendo su vida casi en subasta a cada momento, se pasó los pitones a milímetros del cuerpo una y otra vez.

Quizá no hubo muletazos pero la tensión se podía cortar. La emoción mutaba en dramatismo porque a cada viaje se auguraba la cogida. Con la derecha aquello fluía tal que así pero por la izquierda el hueco entre la muleta y sus marmóreos muslos era tan grande que las astas del toro dibujaban un final fatal. Escapó.

La espada asomó por el costado y todo quedó en una vuelta clamorosa.

El pasodoble final, cuando el adiós, fue 'Camino de rosas'. Ya. 

LA FICHA DEL FESTEJO

TOROS DE Concha y Sierra; Juan Luis Fraile; El Pilar (devuelto y sustituido por uno de Juan Luis Fraile); López Gibaja; Sánchez Herrero (devuelto y sustituido por uno de Lòpez Gibaja) y María Cascón.

FERNANDO ROBLEÑO

Silencio y silencio tras aviso.

FORTES

Silencio y vuelta al ruedo.

IMANOL SÁNCHEZ

Saludos y silencio tras aviso.

ENTRADA

Casi media entrada.

Los premios al toro más bravo y al mejor lidiador quedaron desiertos y el premio al mejor picador fue para El Legionario.

Dos horas y cuarenta minutos.

Hoy, novillada

Este lunes tendrá lugar la segunda de las novilladas programadas en el ciclo antes de enfilar la serie continuada de corridas de toros.

El encierro pertenece al hierro de Hermanos Boyano. Es la tercera vez que lidia esta temporada en Zaragoza: la primera en la clase práctica de abril, después en la novillada sin picadores del fin de semana pasado y finalmente hoy.

A ella se enfrentarán Javier Hernández, uno de los novilleros punteros de la temporada y que ha salido por la puerta grande de Las Ventas; el murciano de Totana salido de la escuela de Albacete, Jorge Martínez y el aragonés de Utebo Javier Poley, que proviene de las escuela de la peña taurina Oscense.

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