Si durante los días laborales de las Fiestas del Pilar la afluencia de público disminuye, lógicamente, en ciertos espacios de la ciudad, uno de los que mantiene perfectamente el tipo durante toda la semana son las ferias. Situadas en Valdespartera junto a la Oktober Fest y el Espacio City, el paraíso de los niños y los no tan niños ha conseguido dejar atrás la pandemia y sigue conservando ese ambiente tan atemporal que le caracteriza.
Porque cualquiera que llegara al recinto ferial con una venda en los ojos, sabría perfectamente dónde están a pesar de no ver nada. Porque una visita a las ferias es una experiencia estimulante para todos los sentidos. Uno al que hacemos trabajar de manera intensiva es el olfato. El clásico olor a algodón de azúcar y churros sigue siendo el predominante, pero a éstos se les ha sumado una variedad de comida tal que sería difícilmente encontrable en otro lugar. Las patatas fritas compiten con sus hermanas las asadas, con gofres, con dulces, con pollo frito y hasta con comida turca. Aunque también hay opciones más tradicionales como ternasco, embutidos de la tierra o pescado frito. Difícil tener tanta fuerza de voluntad como para no sucumbir a alguna de entre tantas tentaciones.
Pero si bien es cierto que la comida va ganando cada vez más terreno al resto de puestos, la atracción principal siguen siendo, valga la redundancia, las atracciones. En ellas también, la oferta, tanto por tiempo como por dinero, es inabarcable en un solo día y los pequeños tienen que elegir bien en dónde se montan. Porque las ferias han regresado a Zaragoza con elevados precios. Un viaje, por norma general, en cualquiera de las atracciones tiene un coste de 3,5 euros y algunas consideradas especiales llegan hasta los 4, cifras que los feriantes justifican con la subida del precio de la luz.
Sentidos
Porque, con la venda ya fuera de los ojos, otro de los aspectos que más llama la atención siempre son las luces. En un lugar en el que las opciones son tan numerosas, una buena iluminación puede ser una de las claves para captar la atención de los visitantes. Así como lo pueden ser los sonidos. Las canciones a todo volumen se entremezclan entre las de una feria y otra así como la de los puestos de juegos de habilidad, rifas, tómbolas. Pero es en estos últimos en los que más es necesario el desparpajo de los gerentes y trabajadores para atraer a jugadores que tientan a la fortuna. «No busquéis más la suerte porque la tengo yo», gritaba a pleno pulmón uno de ellos mientras trataba de encandilar a sus presas.
Lugares para todo tipo de públicos y también atracciones para todos, aunque este año se llevan la palma las infantiles. Este lunes ha sido de los menos lunes del año para los más pequeños de la casa. Coincidiendo con el primer día de las vacaciones escolares por las Fiestas del Pilar, ha sido el día elegido por muchas familias para acercarse al recinto ferial y así tratar de evitar las grandes aglomeraciones de los fines de semana. Pero ni la amenaza de lluvia que reinó toda la tarde impidió ver las calles del perímetro habilitado en Valdespartera muy concurridas e incluso para las atracciones y puestos de comida más reclamados había que hacer largas colas. No obstante, las caras de ilusión y de felicidad de los niños compensaban esas esperas, pudiéndose presenciar entrañables imágenes.
El ciclo de la vida
Porque en solo un paseo por el recinto ferial podían diferenciarse con nitidez muchas de las etapas de la vida. Desde las miradas atónitas de bebés desde sus carros, maravillados con ese espectáculo de luces y sonidos, pasando por los que apenas están dando sus primeros pasos hasta los que ya pueden decir con toda claridad a sus mayores dónde se quieren montar o qué quieren comer. Pero también se aprecian grupos de adolescentes emocionados por una de sus primeras salidas en solitario, parejas acarameladas que en unos años estarán allí mismo esperando que sus retoños bajen de alguna atracción y luego radiantes y orgullos abuelos por poder ver reír a sus nietos.
Porque eso son las ferias, un espacio construido por y para el hombre para alegrar la vida, aunque sea momentáneamente, de los que lo visitan. Por ello, para que todo el mundo tenga oportunidad de ir y como en anteriores ocasiones, el recinto permanecerá abierto una vez acaben las fiestas. Esa semana posterior, a partir del 16 de octubre, habrá dos por uno en el precio de las atracciones y el día 23 será el día de precios populares. Aprovechen y sean felices.
