El desfile del Pregón: “¡Que se acerque el torero, el caballo o el morico, y que viva la Virgen del Pilar!”

En cuanto el reloj ha marcado las 18.35 horas, con apenas 5 minutos de retraso, ha arrancado el desfile del Pregón. Sin embargo, media hora antes de la salida de las figuras, miles de "maños" y visitantes ya abarrotaban el Paseo María Agustín en busca de los mejores sitios para disfrutar del espectáculo. El ambiente festivo cobraba vida con la música de las múltiples charangas, mientras que el sol brillaba con fuerza, creándose así el escenario perfecto para dar comienzo a las Fiestas del Pilar.

Uno de los aspectos que ha hecho más especial el pasacalles de estas fiestas ha sido el gran número de comparsas que han viajado desde fuera de la comunidad. Los participantes de algunas de ellas admiraban emocionados la ingente cantidad de público. Este ha sido el caso de la asociación de cabezudos de Lleida, que comentaba: "Estamos orgullosos de poder desfilar y traer nuestras costumbres a una fiesta tan reconocida a nivel nacional".

Mientras tanto, la expectación entre los asistentes no dejaba de crecer. Así lo reflejaba la zaragozana María Mateo: "Vengo todos los años a ver el desfile, pero creo que esta edición va a ser la más emocionante de todas para los peques por la increíble cantidad de figuras".

Al ritmo de la 'Potra salvaje'

Y así ha sido. En cuanto la comparsa de gigantes y cabezudos del Ayuntamiento de Zaragoza daba sus primeros pasos al ritmo de la 'Potra salvaje', interpretada por clarinetes y tambores, varios grupos de jóvenes vitoreaban emocionados los nombres de sus figuras favoritas: “¡Que se acerque el torero, el caballo o el morico, y que viva la Virgen del Pilar!”. Asimismo, los cabezudos no han tardado en interactuar con los más pequeños, al mismo tiempo que los gigantes giraban sobre sí mismos, y recorrían danzando las calles del centro de la ciudad.

Entre tanto, se podía observar cómo los laterales del pasacalles se llenaban de móviles en alto, con cientos de asistentes intentando capturar este momento festivo para el recuerdo. Los gigantes que desfilaban estaban inspirados en una gran variedad de temas. Algunos de ellos representaban la cultura de diferentes zonas del mundo, como la asiática, otros encarnaban a personalidades históricas de renombre, como Fernando II de Aragón, e incluso había figuras basadas en personajes icónicos de la literatura española, como Don Quijote de la Mancha.

Las calles teñidas del rojo y negro de los cachirulos que lucían con orgullo la mayoría de los espectadores, los suelos cubiertos de confeti, y los pasillos infinitos de gente que no paraba de gritar, reír, aplaudir y bailar han formado el marco perfecto para desarrollar este emblemático desfile que, sin duda, como señalaba una mujer con su hijo en brazos, "parece ser un buen augurio para estos Pilares".