Crítica de la décima de Feria del Pilar: Duarte Fernandes disputa el trono a Diego Ventura
El novísimo rejoneador portugués se convierte en la gran revelación, por delante de los veteranos Diego Ventura y Andy Cartagena
Un pasaje de la actuación de Duarte Fernandes, que perdió un triunfo rotundo por el mal uso de los aceros. / Miguel Ángel Gracia
La décima y última del abono pilarista, una corrida de rejones, atrajo, como se ha hecho habitual, otro tipo de público. Muchos abonados ceden sus localidades a terceros porque no les complace «el número de los caballitos». Sin embargo es una función que tiene su atractivo si le buscas sus quisicosas.
Claro que hay que partir de unos estándares mínimos de calidad. El público es festivo pero no gilí.
Se puede afilar el presupuesto hasta un límite pero hasta el punto de que haya que remendar de salida una corrida de rejones...
Acostumbrados a que una figura a a caballo con el historial de Diego Ventura en Zaragoza viniera con una corrida -qué decir- de Bohórquez, que es lo que funciona, la máquina de exprimir euros hizo posible que Andrés Caballero (apoderado) tragara con un lote de Sánchez Herrero que hubo, cómo no, que remendar con dos toros de Ángel Sánchez. Inaudito.
Para colmo tuvo la suerte en contra pues sorteó un lote infame. El quinto toro, protestadísimo durante toda la lidia declaró una mansedumbre que requirió su versión más técnica, el mayor oficio y una gran dosis de recursos para remontar.
Ventura lo puso todo pero no estuvo certero con el rejón final.
A su primero, un auténtico becerrote, le había arrancado una oreja a pesar de un pinchazo y medio rejonazo tras una vibrante actuación en banderillas a lomos de un inspiradísimo Nómada y luego con Bronce, sin cabezada.
Había abierto la tarde Andy Cartagena, más entregado a los alardes, aires de doma clásica y sus caballazos que a torear por lo puro. El casillero se fue vacío.
Pero la sensación, el descubrimiento fue el portugués Duarte Fernandes, un huracán en su primer toro, una revelación. Si lo mata adecuadamente le corta las dos orejas sin discusión pero falló y además escuchó hasta dos avisos.
La oreja del que cerró plaza, otro mansazo de Sánchez Herrero protestadísimo al que hubo de castigar hasta ¡con tres rejones de salida! fue más un premio al conjunto.
De cara al año próximo año hay que anotar el nombre de Duarte Fernandes. En el toreo a caballo también es necesario un relevo.
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