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Concurso de ganaderías, un tostón prescindible

El salmantino Javier Castaño se cortó la coleta tras finalizar un festejo con tan solo un toro asequible, de Villamarta, y cinco despojos estrafalarios

Carmelo Moya

Carmelo Moya

ZARAGOZA

Un año más -vuelta la burra al trigo- hemos tenido que padecer el irremediable tostón de la corrida concurso de ganaderías que, bajo este formato actual, no es más que la exhibición chabacana de un puñado de adefesios añosos rebuscados de entre lo más chungo que pasta en el campo.

Puede que hubiera nombres de ganaderías históricas que desde un planteamiento romántico vistieran el santo, pero... a lo que vamos ¿Y?

Uno tras otro han ido apareciendo por la puerta de chiqueros un estrambótico catálogo de fealdades contrahechas (por exceso o por defecto) contrarias a la lógica y la ciencia del buen veedor. Claro que todo tiene siempre un punto de partida limitador: el billete.

¿Fulminamos la concurso? O cabe un planteamiento inexplorado que convocaría a toros de hierros que hoy en día están embistiendo -un poner- Victoriano del Río, Jandilla, Fuente Ymbro, La Palmosilla, Victorino Martín...

Eso podría ser también un concurso (no una dormidera sin sentido) que atraería a toreros en buen momento interesando al público en general.

Y la prueba de que la de este domingo ha resultado tan fané es que «tan solo» ha durado dos horas y media. O sea que el material ha cantado tan pronto la gallina que ha habido que abreviar sí o sí.

El peor parado, Pepe Moral

El peor parado ha resultado sin duda Pepe Moral, que entró por Antonio Ferrera (convaleciente de una reciente fractura del talón de Aquiles) y que ha tenido que apechugar en su primer turno con un Pablo Romero rechulo de primeras, con unas formas redondas y breves -también de un casi inapreciable cuello- y una cabecita escasa, reunida, un punto mirando al cielo y con sus puntas, que ha merecido las palmas de la peña sin excepción. De todos, calvos y peludos.

Pero todo era fachada, un camelo que nos ha embolicado de salida pero al final ha terminado cantando lo que traía dentro: siendo cinqueño avisado dijo nasti al caballo en el primer encuentro del que ha salido rebotado para reengancharse solo con el pitón izquierdo, lado por el que ha aceptado un tercer topetazo. Sin más.

El toro ha quedado anestesiado. Con un tránsito al paso, desentendido y lamentable. Y Moral lo ha quitado de en medio.

El quinto, de Peñajara, ha sido inaceptable. Nunca ha debido salir. No ha habido ni la decencia de adjudicarle al menos 470 kg. no los 461 que rebasan en 1 los 460 mínimos reglamentarios. ¿Recochineo?

Luego, semejante raspa, una regla al vistazo desde atrás, ha acabado por los suelos, echándose antes de que el de Los Palacios tomara la espada. Tela.

Tampoco Javier Castaño

Tampoco lo ha arreglado Javier Castaño, cuya barca vino a varar a una playa maña en la que algo pinta su apoderado Tiburcio Lucero, quién no pudo meterlo en la feria de Salamanca (su tierra). Si no ¿de qué y/o por qué una despedida aquí?

Lo cierto es que Javier Castaño, vencedor vital fuera de los ruedos fue este domingo una sombra de sí mismo. Al de Concha y Sierra, un viejales huesudo y descarado no lo ha visto ni ha podido matarlo ligero. Y en el cuarto, de Julio de la Puerta, otro toro muy protestado de salida que ha vaciado lo que podía dar en caballo, se ha dejado llevar, ya abandonado o abatido.

El más puesto de los tres ha sido sin duda Noé Gómez del Pilar, que ha entrado sustituyendo a Rafaelillo y ha sorteado el toro menos penoso, un caballón de Villamarta, abundante en todo, de pavorosa cuerna y que ha acudido tres veces al caballo montado por Adrián Majada quien ha hecho todo a favor del animal sin tirar de puya en exceso.

Ese Rabietuno ha comenzado camelando pero ha terminado parándose y topando a la de tres. Otra ruina. Menor, pero ruina.

Como el impresentable sexto, de Hijos de Ignacio Pérez-Tabernero al que Gómez del Pilar anduleó con unas precauciones extremas antes del petardo final con la cuchillería.

Tampoco la empresa Zúñiga y toros, SL ha tenido a bien anunciar por megafonía si para hacer de este festejo algo medianamente serio había un reglamento, un jurado y unos premios. Al final hemos sabido , rebuscando en su página web, que el premio al toro más bravo quedó desierto... Vaya por Dios.

La ficha

CONCURSO DE GANADERÍAS

Toros de Concha y Sierra, Partido de Resina, Villamarta, Julio de la Puerta, Peñajara de Casta Jijona e Hijos de Ignacio Pérez-Tabernero.

JAVIER CASTAÑO

Se despedía del toreo. Pitos tras aviso y silencio.

PEPE MORAL

Sustituía a Antonio Ferrera. Silencio en ambos.

GÓMEZ DEL PILAR

Sustituía a Rafaelillo. Ovación y silencio.

ENTRADA

Un tercio.

El premio al toro más bravo quedó desierto.

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