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Miguel Remiro corta una oreja y Alarcón deja su sello

Floja aunque muy aprovechable novillada de Bernardino Píriz para los alumnos de las escuelas de la peña taurina oscense y Mar de nubes

Miguel Remiro, único novillero en pasear una oreja en el festejo.

Miguel Remiro, único novillero en pasear una oreja en el festejo. / Josema Molina

Carmelo Moya

Carmelo Moya

La tercera de la feria del Pilar, una novillada sin picadores para alumnos de las Escuelas taurinas de la peña taurina oscense y de Mar de nubes atrajo a su buen número de seguidores -que nos son pocos- como contrapeso a la ausencia de aquellos abonados que, al ser día de labor, decidieron ceder su localidad o simplemente, no acudir. Ello contribuyó, sin duda, a distorsionar las peticiones de trofeos a la muerte de los erales de Bernardino Píriz Carballo que, como se preveía, dejaron estar y hasta regalaron en general una nobleza en ocasiones, bobalicona.

La excepción fue un colorado lidiado en quinto lugar que salió con una movilidad extraordinaria, ninguna fijeza de principio e ideas propias entre las que no estaba perseguir la muleta por abajo. ¡Quiá! Dizque todos ellos terminaron rodando por la arena en algún momento de la lidia, flojotes, espachurrados, flebes. Y claro, las muñecas poco expertas de los tres aspirantes tuvieron que intentar buscar el equilibrio del muletazo limpio a la vez que mantener al torete en pie. Difícil prueba.

En ese ambiente «académico» se sucedieron dos hechos que hacen sangrar los ojos del aficionado. Uno: en el ruedo sólo deben estar los toreros. Los brindis respectivos de Ángel Alarcón a El Mene y de Miguel Remiro a Roberto Bernejo se hacen con las tablas de por medio. No en el ruedo. Sin excusas.

Dos: uno espera de los alumnos en formación una exhibición de conocimientos generales con cierta variedad de capote y con la muleta. Séase, una muestra de recursos que ayer se redujo a la verónica, la media y al derechazo y el natural... Un pobre y nada ambicioso sota , caballo y rey.

Así, a pesar de que la cosa se eternizó a los largo de dos horas y media (nueve avisos) a lomos de ese monótono repertorio ya referido, Miguel Remiro consiguió cortar una oreja en su primer becerro por una faena larga en compuesta a base de pildoritas, de series muy cortas sin una ligazón entre sí y que apenas hicieron un todo. Quizá ese final a favor de tablas pasándolo por la cara, acompañando el viaje y la media estocada terminó de empujar la petición para que el presidente Ezquerra exhibiera el moquero ordenando el trofeo.

En el que no consintió otorgarlo (con razón) fue en el sexto, en el que se le pidió la oreja con mucha insistencia tras una faena con el novillo por los suelos en varias ocasiones coronada con una entera y tres descabellos. Así no. Mientras, David Sejas, el más veterano de la terna, había trajinado a un muy flojo primer novillo al que llevó siempre a media altura para terminar sin siquiera conectar con el público. Además, con la espada estuvo muy desacertado.

Muy amontonado ante el cuarto, dio la sensación de que se defiende, que está más cómodo manejando el capote. Con la muleta pasó desapercibido. Y no pocos nos quedamos de primeras con el quite de Ángel Alarcón al novillo que abrió plaza rematado con una media verónica 10/10.De ponerte la carne de gallina. Así, estuvimos contando los minutos para que saliera el segundo y comprobar si lo de Alarcón había sido un fogonazo por que sí, un espejismo... o traía razón.

Y el de Pastriz se enfrentó muleta en mano a lo que quedó después de una lidia horrorosa. Buscó la distancia y el acople y bordó una serie cumbre por el lado izquierdo plena de armonía y conjunción. No de mando sino de acompañamiento. Con una suavidad... como una caricia. ¡Rediez! Pero el novillo acabó desinflándose y el pincho caprichoso tampoco ayudó al orejeo.

En el quinto se sucedieron los enganchones con el capote porque el eral acudía a todo con todo propiciando una lidia en banderillas desastrosa antes de que Alarcón se decantara por lo fundamental, basando casi todo el jaleo final por el lado izquierdo, sobre la mano de los billetes.

Aunque la cosa no dio de sí para mover el marcador Alarcón dejó su sello y expectación por verlo y constatar. Comprobar si es de ráfagas y momentos aislados o si hay una base sólida sobre la que construir. De momento, no está entre los vulgares. Bien.

La ficha

ERALES DE BERNARDINO PÍRIZ

Muy asequibles y propicios aunque en su mayoría escasos de fuerzas. El 6º se derrumbó en varias ocasiones durante la faena de muleta.

DAVID SEJAS

De la Escuela de la peña taurina oscense. Silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.

ÁNGEL ALARCÓN

De la Escuela taurina «Mar de nubes». Ovación tras aviso y ovación tras dos avisos.

MIGUEL REMIRO

De la Escuela de la peña taurina oscense. Oreja tras aviso y vueltas petición y dos avisos.

ENTRADA

Un cuarto del aforo.

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