La manera correcta de atar las alpargatas para la ofrenda de la Virgen del Pilar, paso a paso
Hay muchas manera de atar el calzado por excelencia del traje regional de las Fiestas del Pilar pero no todas son correctas

Jaime Galindo
El popular calzado tradicional que en Aragón conocemos como “alpargata” podrían tener su origen hace miles de años. Hallazgos arqueológicos encontrados en contextos neolíticos y antiguos del Mediterráneo, recogen sandalias tejidas en fibras vegetales como esparto o cáñamo, sugieren que la idea de una suela trenzada y una estructura sencilla es muy primitiva.
La alpargata aparece documentada en España ya en la Edad Media, posiblemente alrededor del siglo XIII y diferentes fuentes afirman que en el año 1300 ya se conocía como calzado popular en diversos territorios, incluido Aragón. El uso de alpargatas o calzado similar fue especialmente habitual entre campesinos y clases rurales, por su bajo coste, su ligereza y su capacidad de usarse en terrenos agrícolas y caminos rústicos.
Desde el siglo XIX, muchos de los elementos del vestuario rural tradicional fueron resignificados como parte del patrimonio cultural regional. Así, prendas y calzados de uso cotidiano pasaron a formar parte del “traje regional” como signo de autenticidad etnográfica. La primera Ofrenda a la Virgen del Pilar tuvo lugar en 1958, con aproximadamente 2.000 participantes vestidos con trajes regionales, y entre estos elementos representativos, las alpargatas se eligieron como el calzado tradicional por excelencia.
Las alpargatas son reconocidas por los expertos en indumentaria tradicional aragonesa como un calzado que combina de manera adecuada con el traje de diario tanto masculino como femenino. Un calzado muy cómodo pero que muchas veces por desconocimiento no se lleva de la manera correcta, desluciendo el resultado final. Te explicamos cómo anudas las cintas de las alpargatas, paso a paso.
Anudar las alpargatas (bien) paso a paso
Lo primero que conviene saber es que la alpargata de mujer tiene las vetas negras horizontales, mientras que la del hombre las tiene desde la puntera hasta el empeine. Una vez esto claro y las alpargatas colocadas, se cogen las cintas y se cruzan por delante del tobillo.
Después, se pasa el extremo de cada cinta por debajo de las cintas horizontales que unen el empeine y el talón de la alpargata y se llevan las cintas hacia atrás rodeando el tobillo. Por último, se atan delante con una lazada. Con este pequeño truco las alpargatas quedarán en su sitio y las cintas no se caerán.

Paula Marco
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