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Las tiendas de indumentaria aragonesa viven su semana grande: "La gente se viste cada vez con más rigor"

Los establecimientos destacan que el interés por salir en la ofrenda no ha dejado de crecer en los últimos años

Una clienta, este viernes en la tienda San Jorge Indumentaria Regional, en la calle Santiago de Zaragoza

Una clienta, este viernes en la tienda San Jorge Indumentaria Regional, en la calle Santiago de Zaragoza / Laura Trives

Rubén López

Rubén López

Zaragoza

Las tiendas de indumentaria tradicional aragonesa viven estos días el habitual frenesí previo a la Ofrenda a la Virgen del Pilar. Todo este mes ha sido mucho más intenso de lo normal y estos últimos días están siendo «de auténtica locura» para poder entregar a tiempo los trajes y los típicos arreglos de última hora. «Son semanas de mucho trabajo, pero después de 32 años en esto ya estamos acostumbradas. Es inevitable que haya gente que lo deje siempre para el último momento», explica María José Cebrián, responsable de la tienda zaragozana Atavíos, ubicada en la calle Viva España.

El sector ya se ha recuperado del duro golpe de la pandemia –que llegó a cancelar la Ofrenda y redujo a la mínima expresión las actuaciones de jota– y ahora afronta con optimismo tanto el presente como el futuro a corto plazo. «El interés por salir en la Ofrenda del Pilar ha ido creciendo de forma progresiva en las últimas décadas y la tradición ha aumentado entre la gente más joven, así que el relevo generacional está más que garantizado», subraya Natalia Arbués, de San Jorge Indumentaria Regional, en la calle Santiago.

Sin duda, la evolución y crecimiento en cuanto a número de oferentes ha sido meteórico en las últimas décadas. Baste un dato: en 1980 apenas 50.000 personas se acercaron hasta la plaza del Pilar para entregar sus flores a la Virgen, mientras que en los últimos años la cifra se ha movido entre los 110.000 y los 145.000 oferentes. Las previsiones para este 12 de octubre son buenas y el ayuntamiento prevé un nuevo récord para la ofrenda de 2025.

Varios clientes, esta semana en la tienda Indumenta, ubicada en la calle Torre Nueva.

Varios clientes, esta semana en la tienda Indumenta, ubicada en la calle Torre Nueva. / Laura Trives

Lo que tampoco ha dejado de crecer es el rigor que demandan los oferentes que participan en el acto más importante de las fiestas. «La gente cada vez quiere ser más fiel al traje tradicional y a la forma del vestir antiguo», señala Belén Navarro, de la tienda Indumenta, ubicada en la calle Torre Nueva.

En este mismo sentido se manifiesta Arbués, que apunta que muchos también llegan a su tienda buscando asesoramiento: «Nosotros siempre hemos sido muy rigurosos, así que la gente ya sabe a lo que viene. Ahora, por ejemplo, se llevan bastante los corpiños con varillas, pero en nuestra opinión eso no corresponde a un traje tradicional aragonés».

La gran especialización y experiencia de estas tiendas (también son talleres de confección a medida) fue determinante para salvar el bajón de la pandemia, que se llevó por delante algún otro establecimiento en Zaragoza. «Ya no es tan fácil encontrar talleres como el nuestro. Aquí el cliente elige la tela y nosotros confeccionamos todo. Incluso hay gente que viene con ropa o fotos antiguas de sus familiares y aquí hacemos las réplicas», destaca Cebrián.

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