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Los oferentes exaltan su sentimiento y devoción: "Viva la Virgen del Pilar"

Las emociones afloran y se multiplican durante el paseo que les lleva hasta la Basílica del Pilar. Cada oferente esconde una historia distinta con un mismo hilo conductor: el sentimiento y la devoción que sienten por la virgen

Pilar, junto a su madre María y su hija Vanesa.

Pilar, junto a su madre María y su hija Vanesa. / MIGUEL ANGEL GRACIA

Zaragoza

Zaragoza se ha vestido de gala para cubrir con flores a la Virgen del Pilar. Las emociones afloran y se multiplican durante el paseo que les lleva hasta el Pilar. Cada oferente esconde una historia diferente con un mismo hilo conductor: el sentimiento y la devoción que sienten por su patrona. “Si pudiera hablar con ella le diría que ¡viva la Virgen del Pilar!”, apunta Pilar, que ha acudido a la ofrenda con su madre María y su hija Vanesa junto al grupo del Mercado Central.

Son tres generaciones distintas unidas por una misma pasión: la Virgen. “Para mi familia es un momento especial, cargado de emoción”, explica. Se viste desde que nació y tiene tantos recuerdos que es complicado resumirlo en uno, incluso alguno triste que se guarda para ella.

Ariadna se ha desplazado, como todos los años, desde Castellón para pasar la ofrenda del Día del Pilar junto a sus seres más queridos. Su familia reside en Zaragoza y recuerda con cariño cómo jugaba con sus primos cuando eran pequeños por todo el paseo que les llevaba hasta la plaza. "Le doy las gracias a la Virgen por regalarme estos momentos imborrables y sentir el orgullo de llevarle flores aunque viva lejos", apunta.

Ariadna, durante la ofrenda.

Ariadna, durante la ofrenda. / MIGUEL ANGEL GRACIA

Juan y Lucía llevan por primera vez a su hijo Álvaro a la ofrenda. El pequeño mira con atención lo que sucede a su alrededor. Solo tiene tres meses, pero ya luce con orgullo sus galas. Los papás tienen claro a quién le hace más ilusión el debut: “A los abuelos”, ríen. También sienten cierta nostalgia porque hay dos que ya no están. Para ellos va el primer recuerdo de su nieto. “Toda la familia sentimos el orgullo de llevarle flores, algo que nos acerca un poco más a nuestras creencias”, explican.

El pequeño Álvaro, junto a sus padres.

El pequeño Álvaro, junto a sus padres. / MIGUEL ANGEL GRACIA

Javier y Valero pasan la ofrenda en familia. Para ellos, llevar las flores es un motivo de orgullo y una auténtica devoción: “Lo hacemos todos los años. Es el momento más especial”. Lo celebran como merece, ya que son muy devotos: “Nuestra madre nos inculcó estas creencias y lo hacemos también por ella”. Reconoce que habla todos los días con la Virgen. ¿Qué le pide? “Le digo tantas cosas que la tengo bregada. Le pido que nos cuide mucho”, apostilla.

Javier y Valero, en la ofrenda.

Javier y Valero, en la ofrenda. / MIGUEL ANGEL GRACIA

Lidia pasa la ofrenda con la Cofradía del Cristo Resucitado. Destaca que los sentimientos se multiplican porque tiene una firme devoción por la Virgen del Pilar. No falta a la cita desde que tiene siete años: “Ahora paso con el traje de gala que mi madre me hizo cuando tenía 19 años”, detalla. Lo que más alegría le da es poder rendirle este pequeño homenaje: “Le pido que proteja a mi familia y a todos”.

Lidia, de la Cofradía del Cristo Resucitado

Lidia, de la Cofradía del Cristo Resucitado. / MIGUEL ANGEL GRACIA

Antonio es otro oferente que ha estado integrado en el Grupo de Canfranc. Siente mucha emoción y responsabilidad y reconoce que es el momento más especial del año y el “más emotivo” de las fiestas: “Llevo 12 años pasando de manera ininterrumpida, salvo por la pandemia, y espero sumar 12 más. También apunta que la organización ha mejorado y agradece que sus seres queridos estén con él. ¿Qué le diría a la Virgen si pudiera hablar con ella? Son conversaciones privadas: “Lo guardo para mí”.

Antonio, del Grupo de Canfranc

Antonio, del Grupo de Canfranc. / MIGUEL ANGEL GRACIA

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