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La Basquiña, la tienda de donde salen ganadores del Concurso de Traje Aragonés desde hace una década

Lorena Larrea Mayo, ganadora del Premio Especial en esta Ofrenda de Flores, prolonga el palmarés de la tienda turolense

Lorena Larrea Moya y niño, ganadores del Premio Especial.

Lorena Larrea Moya y niño, ganadores del Premio Especial. / AYUNTAMIENTO DE ZARAGOZA

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

ZARAGOZA

Diez años consecutivos, o lo que es lo mismo, desde el año 2016, hay un nombre común a alguno de los ganadores del Concurso del Traje Aragonés de la Ofrenda de Flores, La Basquiña, una tienda de indumentaria de Teruel que, de la mano de Jorge Lanzuela, ha inscrito su nombre año tras año en el cuadro de honor.

Este año tampoco ha sido la excepción ya que Lorena Larrea Mayo junto a su hijo, Ander Martín, recibieron el Premio Especial con un traje que tiene historia. Para empezar, Larrea compitió con él en el Certamen Oficial de Jota (es dos veces ganadora del Extraordinario). “El traje nace de una colección de conjuntos que se hizo para la grabación de su disco, este fue uno de los modelos”, cuenta Jorge Lanzuela, de La Basquiña.

Lorena Larrea Moya y niño, ganadores del Premio Especial.

Lorena Larrea Moya y niño, ganadores del Premio Especial. / AYUNTAMIENTO DE ZARAGOZA

“Es un conjunto de finales del siglo XIX o principios del XX, que son reproducciones de piezas originales, todas procedentes de la comarca de Teruel. No quiere decir que sean exclusivas, pero las piezas originales se concentran allí, en torno a la ciudad, es importante a la hora de formar un conjunto entero que compartan geográficamente una zona para el rigor”.

El detalle de los componentes

Sobre los componentes del traje de Lorena Larrea, Jorge Lanzuela entra en detalles: “El mantón del ramo que está elaborado en lana merina y bordado en algodón de colores, es una pieza original y es de Santa Eulalia del Campo. La saya, por ejemplo, es de un percal que está reproducido de un percal original también de Montor de Albarracín. Y el pañuelo blanco del cuello que lleva sobre el mantón es un pañuelo de seda bordado también que es original y es de la localidad de Villa Espesa de Teruel. El delantal también está hecho con tela de gloria y está copiado de un modelo antiguo de San Blas, de Teruel también”, relata antes de detenerse en los pendientes: “Son unas bellotas. Se conocían antiguamente así por una bellota que llevan en la punta, y están reproducidos a partir de los ejemplares antiguos que se conservan en Caudé”.

“Fue un conjunto de labradora que pudo lucirse a finales del siglo XIX, el mantón de merino, que se conocen como mantones del ramo, en concreto, lo llevó una señora central del campo, que sabemos que se casó en 1896, lo que nos permite datarlo con fidelidad”.

Conocer contra el anacronismo

Y es que en la indumentaria “hay que sobre todo conocer la época de la que es cada pieza para no cometer ningún anacronismo a la hora de mezclar. En este caso nos resulta fácil porque esa época ya se puede contrastar, aparte de con los documentos como protocolos notariales, testamentos o cosas así, aparte de que ahí vienen reflejadas todas las prendas y de que ya existía la fotografía. Es lo que hace que podamos hacer que el conjunto sea lo más fiel posible a la realidad del momento”.

Jorge Lanzuela, propietario de La Basquiña.

Jorge Lanzuela, propietario de La Basquiña. / EL PERIÓDICO

Con respecto a Ander Martín, Jorge Lanzuela explica que “lleva una bata, que era la indumentaria que llevaban los niños cuando se quitaban las mantillas, que se decía que eran los pañales, que ahora ya hemos eliminado de la memoria colectiva. Llevaban unos pañales que hace que fueran como unos rectángulos en los que iban enrollados los niños, una vez que empezaban a andar, se quitaban esos pañales para facilitar el movimiento y les ponían esas batas, ya que por debajo iban unas medias hasta la rodilla. Era la manera de ir vestidos tanto niños como niñas de manera indiferente hasta que controlaban los esfínteres. Es, en cierta manera, como los 'babys' que llevábamos en el colegio.

La belleza de lo sencillo

¿Se esperaba el premio? A mí me gustaba mucho como conjunto. Y creemos que a veces puede llamar la atención por lo sencillo, porque a lo mejor la gente puede decir ‘oye, es que es muy sencillo’, pero es que realmente la indumentaria de final del XIX, principios de XX es cómo era. Se refleja muy bien también en la otra ganadora del concurso femenino. Son trajes súper sencillos, pero que son totalmente fieles a lo que la realidad del momento fue.

“Yo te diría que cada vez se va vistiendo un poco mejor, porque cada vez hay más información, más posibilidades de echar mano de algún sitio en el que te puedan asesorar o donde te puedas documentar de manera correcta. Entonces es un poco más fácil y esto hace que se viste de manera correcta”.

Palabra de La Basquiña, un comercio de donde han salido ganadores en el concurso desde 2016, “y no solo en Zaragoza, también en Ejea, en Huesca y en muchos otros sitios. Incluso algún año las tres categorías de las Fiestas del Pilar han sido para clientes nuestros”. “Es algo que te anima mucho, también cuando cada año te llaman o te escriben y te dicen, oye, que hemos ganado. Eso es que lo estamos haciendo muy bien”, concluye Jorge Lanzuela.

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