Los presidentes de las comarcas de Gúdar-Javalambre, el Maestrazgo, la Sierra de Albarracín y el Bajo Aragón abrieron la espita hace unos días al revelar su preocupación por la nueva organización de los retenes de incendios. Les siguieron en Calatayud, las Cinco Villas, Broto, Camarena o Benabarre. Son muchos los municipios que se han situado en contra de la nueva distribución del operativo de incendios en las tres provincias aragonesas. Aunque de momento es una propuesta, el proceso ha comenzado y en algunas localidades ya cuentan con la información que les avisa del peligro de perder su equipo. La intención primera es reducir a 35 el número de bases. Esa decisión supondría la desaparición de 27 de los puntos de encuentro, que hoy en día son 62, además de las ocho unidades helitransportadas.

El incendio ha llegado a las distintas zonas de Aragón, aunque el punto de vista no es el mismo en todos los casos. También hay quien sale ganando al reunir dos o tres cuadrillas. «En el nuevo modelo lo que quieren es agrupar cuadrillas en un solo centro de trabajo. No es algo que haya llegado por escrito, pero han empezado a conocerlo los alcaldes y los presidentes comarcales. Y aquí ocurre como con los colegios, que cuando uno tiene uno en su pueblo, no quiere que se lo cierren. Con las cuadrillas pasa lo mismo, que nadie quiere que se la quiten», explica José Ramón Cajal, presidente del comité intercentros de Sarga.

La clave está en la falta de eficacia

No es lo importante, en cualquier caso. El meollo está en la eficiencia. Mejor dicho, en la falta de eficacia que pueden tener las cuadrillas al trasladarse hasta un incendio. Se considera que un alto porcentaje de los fuegos se quedan en conatos por la capacidad que hay para llegar pronto al foco de las llamas.

Son los efectos colaterales del traslado los que duelen en algunos municipios. Los trabajadores están obligados a vivir a una distancia temporal de su punto de encuentro que no supere el cuarto de hora. Pero si ese punto se mueve 20 kilómetros, es probable que esa persona se tenga que cambiar de residencia. Cada cuadrilla está compuesta por siete miembros, que en numerosos casos deberían desplazarse a otra vivienda.

Algo parecido ocurre con la red de vigilancia de incendios forestales. El comité intercentros de Sarga denuncia que la DGA, responsable de las infraestructuras de los puestos fijos distribuidos por todo el territorio de Aragón, «no ha hecho nada durante muchos años por la mejora y mantenimiento de las infraestructuras de los puestos, ni por su adecuación a la legislación en materia de prevención».

El departamento de prevención ha desaconsejado el uso de 27 puestos de vigilancia, de los 80 que integran la red de vigilancia de Aragón, con motivo de los riesgos a los que se expone este personal debido al mal estado de las instalaciones y de los accesos a ellas. «El nuevo modelo no contempla ninguna solución para esta gente. Algunos trabajan tres meses solo y al parecer los van a eliminar a medio plazo. Estamos hablando de 160 personas», cuenta Cajal, que explica que ahora hay «tecnologías de infrarrojos con las que se detectan los fuegos y ya se está haciendo en otras comunidades» y que se utilizarían como solución en la alerta de incendios.

Olona, Bayona y Lambán

El Departamento de Agricultura del Gobierno de Aragón, en concreto la dirección general de Medio Natural y Gestión Forestal, ha sido foco de polémica en las últimas semanas. Todo vino a cuenta del operativo de la lucha contra los incendios forestales en la comunidad, después de que el consejero Joaquín Olona (PSOE) volviese a desautorizar a su director general, Diego Bayona (Podemos). Los chispazos prendieron un fuego que ardió con el anuncio de huelga en Sarga y siguieron con las palabras del socialista Javier Lambán, el presidente de Aragón, que le sacó la cara a su consejero al tiempo que manifestaba su confianza en que no se produzcan los paros parciales ni la huelga anunciada.

Los sindicatos CCOO, CSIF, CGT y OSTA en Sarga anunciaron el pasado jueves el inicio de paros parciales los días 25, 26 y 27 de agosto y huelga indefinida a partir del 2 de septiembre. La razón: la suspensión de la instrucción 1/2021 de la Dirección General de Medio Natural y Gestión Forestal por parte del consejero de Medio Ambiente. La instrucción, según los sindicatos, contenía «muchas de las reivindicaciones» realizadas a lo largo de los años por los representantes de los trabajadores de la empresa, y reconocidos en la ley.

Ahí se abrió un tira y afloja a nivel político mientras el colectivo de apn (agentes de protección d e la naturaleza) ponían en cuestión el modelo en conjunto. El asunto se ha convertido en un embrollo, e incluso en función del sindicato se pide el cese del consejero o la destitución del director general. «Como presidente del Comité Intercentros de Sarga no pido ni una cosa ni la otra. Deben llegar a un acuerdo político y mejorar las condiciones de los trabajadores en esas condiciones de temperatura tan altas», concluye Cajal.

Propuesta del nuevo operativo

En Zaragoza, Vera de Moncayo incluiría las cuadrillas con sede en Añón, Tarazona y Borja, El Frago (Orés y Biel), Villanueva (Zuera y Castejón de Valdejasa), Sos del Rey Católico (Sos y Luna), Torrijo de la Cañada (Torrijo y Villarroya de la Sierra), Calatayud (Nuévalos y El Frasno), Daroca (Murero y Mainar), Cariñena (Tosos y La Almunia), Fabara (Maella y Caspe), y Lécera (Belchite y Albalate del Arzobispo). Ariza y Cetina se mantienen con la cuadrilla del Alto Jalón y Gotor con la de Isuela.

En la provincia de Huesca, Barbastro incluiría Ada y Enate, e incluso podría ser triple en Graus. Está por ver ya que Benabarre se uniría a Graus. En Ayerbe iría también el grupo de Riglos; en Sabiñánigo se incluiría Jaca; en Huesca estaría la cuadrilla de La Hoya, aunque sería necesario hacerla doble; en Vivero Javierregay, Hecho y Sigüés; en Alcubierre las de Leciñena y Lanaja; en Fiscal, Boltaña y Torla; en Alcolea o Fraga quedarían las cuadrillas de Monzón y Fraga; y Laspuña y Castejón de Sos se mantendrían igual.

En Teruel, Valderrobres aglutinaría las del Beceite y Valdealgorfa; Calomarde, la de Tramacastilla y Guadalaviar; Montalban, Gargallo y Montalbán; a Mora de Rubielos se uniría Nogueruelas; Sarrión integraría Manzanera y Camarena; a Donarque se uniría Villel; La Iglesuela del Cid tendría Cantavieja y Mosqueruela; Monroyo la de Bergantes (doble); Cedrillas la de Teruel. Castellote, Calamocha y Aliaga/Aldehuela seguirían igual.

A estas hay que unir las ocho unidades helitransportadas: Bailo, Boltaña, Peñalba, Brea, Ejea, Alcorisa, Calamocha y Teruel.