Combustibles renovables

Una movilidad limpia e impulsada por residuos

Producidos a partir de residuos orgánicos o de biomasa generados por la actividad humana, los combustibles renovables se postulan como una de las alternativas más desarrolladas para reducir las emisiones de CO2 en el sector del transporte

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El aceite de fritura usado, los restos orgánicos de nuestra cocina o las ramas sobrantes de una poda. Todos ellos tienen algo en común: a primera vista pueden parecer desechos, residuos de los que debemos desprendernos porque ya han finalizado su ciclo de vida. Nada más lejos de la realidad. Y es que estos residuos pueden ser utilizados para generar combustibles renovables, capaces de mover motores de coches, aviones e incluso cohetes. Son, además, una de las principales soluciones para reducir las emisiones netas de CO2 que genera el sector de la movilidad y para construir un modelo más sostenible.

Esta alternativa permite disminuir las emisiones netas de CO2 en las carreteras hasta un 90% respecto a los combustibles tradicionales. En palabras de Dolores Cárdenas, experta en Desarrollo de Combustibles en Repsol Technology Lab, “los biocombustibles avanzados son combustibles renovables que se apoyan en la economía circular para utilizar residuos de la industria agroalimentaria o forestal y convertirlos en carburantes que podamos usar en las diferentes aplicaciones de la movilidad, reduciendo así las emisiones netas de CO2”. Además, según Cárdenas, una de las principales ventajas que presentan estos combustibles es que “son compatibles con los motores que hoy en día tenemos ya circulando en las carreteras y también con la infraestructura que mueve esos combustibles desde el punto de fabricación hasta el punto final de uso. Por lo tanto, no habrá que hacer inversiones para poner esos puntos de repostajes o en renovar el parque para que se adapte a estas nuevas formas de energía sostenibles”.

De esta manera, aquellos restos que comúnmente categorizamos como “basura” se convierten en una fuente de recursos disponibles, capaces de mover hasta cohetes espaciales. Así lo demuestran iniciativas como la que está desarrollando PLD Space, empresa puntera en microlanzadores espaciales, junto a Repsol. Las dos compañías han firmado un acuerdo a través del cual se llevará a cabo un estudio de viabilidad para generar nuevos combustibles renovables a partir de materias primas sostenibles que puedan usarse en la industria espacial.

Seis maneras de producir combustibles renovables


Aunque puedan parecer una solución lejana, estos combustibles ya son una realidad en el sector del transporte de nuestro país. De hecho, el carburante que se suministra en las estaciones de servicio ya contiene más de un 10% de combustible de origen renovable, una medida introducida a partir del Real Decreto 1085/2015, que fomenta la penetración de los biocarburantes en el sector.

Pero su integración sigue adelante y ya es posible llenar el depósito con diésel renovable 100% en tres estaciones de servicio de Repsol en Madrid, Barcelona y Lisboa. Con esta iniciativa, la multienergética se convierte en la primera empresa española que expende combustible renovable 100% en la Península Ibérica.

La compañía inaugurará a finales de este 2023 la primera planta de biocombustibles avanzados en España. Un proyecto que tendrá la capacidad de producir 250.000 toneladas al año de productos como biodiésel, biojet, bionafta y biopropano, con los que se podrán reducir hasta 900.000 toneladas de CO2 al año. Y tal y como resalta Cárdenas, “esta iniciativa, además de potenciar el uso de biocombustibles en la movilidad, también será una oportunidad para la economía, ya que generará empleos de calidad”.

Combustibles sintéticos

Otra alternativa para la movilidad sostenible son los combustibles sintéticos. También llamados e-fuels, son una fuente de energía producida a partir de hidrógeno renovable y CO2 como únicas materias primas, que, al igual que en los biocombustibles avanzados, es compatible con los sistemas de motorización de cualquier vehículo y con los sistemas actuales de repostaje. Para su obtención, se utiliza dióxido de carbono retirado de la atmósfera e hidrógeno renovable obtenido del agua mediante la tecnología de electrólisis aplicándole electricidad eólica o solar. En esta línea, Miguel Ángel García Carreño, gerente sénior de Economía Circular y Transformación Industrial de Repsol Technology Lab, afirma que los combustibles sintéticos o e-fuels “serán protagonistas de la transición energética en el sector del transporte, ya que son cero emisiones netas. Es decir, el CO2 que se libera durante su uso se compensa con el capturado antes para su fabricación. De esa manera generamos un círculo de reutilización y no se añade CO2 adicional a la atmósfera”.

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