La asociación ¿hablamos? nace en el año 2005 en el seno de un grupo de profesionales en el trabajo social con personas presas y sus familias, adolescentes y situaciones de exclusión en la ciudad de Zaragoza. Todos ellos comparten el firme convencimiento de que todo conflicto delictual es mejor gestionarlo desde una perspectiva de justicia restaurativa (visión educacional, colectiva y comunitaria). La finalidad de la asociación es la gestión del delito como conflicto social desde una visión de paz y no violencia, lo que implica trabajar tanto en la prevención del delito desde el ámbito comunitario y educativo hasta la reacción al mismo buscando fórmulas alternativas de resolución como son la mediación penal y la mediación penitenciaria.

Concretamente, el programa Diálogos Restaurativos responde a las recomendaciones de la declaración del 11º Congreso de las Naciones Unidas sobre la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente (2005) que instó a los Estados Miembros a reconocer la importancia de desarrollar más políticas, procedimientos y programas de justicia restaurativa que incluyan alternativas a los procesos judiciales. Asimismo, los penados no se están beneficiando de esta posibilidad que ofrece el Código Penal, de manera que con este proyecto se ofrece un conjunto de recursos basados en los principios de la justicia restaurativa y la reparación del daño a las víctimas, con la finalidad propia de la medida penitenciaria.

El programa permite explorar los efectos del delito en las víctimas, los infractores y la comunidad y sirve como vehículo para la reintegración de las personas penadas por la comisión del delito dentro de su entorno social, y como una oportunidad de huir del círculo vicioso de la reincidencia y principalmente como fórmula de humanización del cumplimiento de condenas.

El programa beneficia a la víctima puesto que tiene la oportunidad de expresar las consecuencias de haber sufrido el delito y entender la naturaleza humana del infractor a través de sus propias experiencias, de tal forma que puedan ayudar a su restitución. Se reconoce la existencia de otras víctimas, además de las directamente afectadas por el delito, como los miembros de la familia, amigos o personas del círculo de aquélla. A su vez, el infractor se hace más consciente del daño que ha provocado tanto a las víctimas como a la comunidad.

Los resultados obtenidos demuestran la efectividad real del programa tanto en los penados como en las víctimas. Fundación CAI secunda esta innovadora iniciativa, puesto que en todo proceso de resolución alternativa de conflicto hay un valor educativo. La mediación y los diálogos restaurativos ofrecen la oportunidad a las personas en conflicto de volverse a encontrar para, por medio de la palabra, desarrollar un proceso de responsabilidad al hacerse cargo de los hechos y de la reparación o solución del conflicto.