Más allá del ocio inclusivo

La Fundación Dfa aúna talleres lúdicos, excursiones y convivencias inclusivas y sensibilización de los jóvenes en un mismo proyecto

El viaje a Muel, una de las recientes actividades del programa

El viaje a Muel, una de las recientes actividades del programa / EL PERIÓDICO

El Periódico de Aragón

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Crear, compartir, salir de la rutina y hacerlo en compañía. Eso es lo que busca el programa ‘Ocio inclusivo para jóvenes con discapacidad física’, que Fundación Dfa desarrolla a lo largo de 2025 en Zaragoza. Talleres de cocina, manualidades, teatro, lectura, salidas culturales o excursiones fuera de la ciudad forman parte de una propuesta que pone el foco en que sus usuarios y usuarias disfruten del tiempo libre de forma activa e inclusiva.

Los talleres, que se organizan semanalmente en el Centro de Actividades Socioculturales de la Fundación Dfa en el barrio de Vadorrey, están adaptados a los intereses y capacidades de cada participante. Desde actividades creativas hasta dinámicas que fomentan la comunicación o la autonomía, donde cada grupo encuentra un espacio para expresarse y relacionarse.

Una de las experiencias más esperadas se produce en verano, con la organización de una convivencia a un destino rural o cultural, con actividades pensadas para fomentar las relaciones personales, el ocio en grupo y el descanso familiar.

De manera complementaria a estas acciones, se realizan actuaciones en centro educativos con dinámicas y charlas que acercan la discapacidad y el voluntariado con el objetivo de promover entre la juventud una cultura de inclusión, igualdad de trato y no discriminación.

«Además de los beneficios físicos y emocionales que puede conllevar la práctica de una actividad lúdica, cultural o deportiva elegida, el ocio es considerado un espacio vital adecuado para hacer amistades y salir de la burbuja del entorno familiar. También tiene beneficios sociales, pues favorece la inclusión y visibilidad de las personas con discapacidad dentro de una comunidad», explica Patricia Gascón, coordinadora del Centro de Actividades Socioculturales.

Dirigido principalmente a personas de entre 14 y 35 años, el proyecto atiende a alrededor de un centenar de participantes con el apoyo de más de 40 personas voluntarias formadas. El programa no solo mejora la calidad de vida, sino que también promueve el derecho al ocio para todas las personas.

«Aunque se ha avanzado mucho, también queda mucho por hacer para garantizar el acceso universal al ocio. Es vital identificar y superar los desafíos pendientes para que las personas con discapacidad puedan formar parte de una ciudadanía activa y participar de forma plena en el ocio comunitario», comenta Gascón.

Este proyecto cuenta con el respaldo del Instituto Aragonés de la Juventud (IAJ) dentro de su línea de apoyo al asociacionismo juvenil, y es un ejemplo de cómo el ocio puede ser motor de inclusión, convivencia y cambio social. 

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