En cumplimiento de una de sus promesas electorales, el presidente de Estados Unidos, George Bush, anunció ayer que comenzará a instalar en el 2004 la primera fase de la coraza antimisiles balísticos, una versión muy modesta de la prometida por su predecesor republicano, Ronald Reagan, popularmente conocida como la guerra de las galaxias , que es necesaria, según dijo, dadas las "amenazas sin precedentes" a que se enfrenta el país, como demostró el 11-S.

"El objetivo es proteger a nuestros ciudadanos contra lo que constituye quizás el mayor peligro de todos, daños catastróficos que puedan resultar (de ataques) de estados hostiles o grupos terroristas dotados de armas de destrucción masiva y de los medios para dispararlas", dijo Bush en una declaración escrita. Aunque reconoció lo "modesto" del sistema que comenzará a instalarse, aseguró que servirá "de punto de arranque para una capacidad defensiva mayor y mejor más adelante, a medida que se hagan progresos en el desarrollo de las tecnologías de defensa antimisiles".

EL ULTIMO FALLO El anuncio del presidente se produjo seis días después de que fallase la última prueba de la coraza antimisiles, cuando un interceptor disparado sobre el océano Pacífico no logró destruir el blanco. Se trató del tercer fallo en las ocho pruebas realizadas hasta ahora por el Pentágono.

Pese a ello, la Administración de Bush comenzará por instalar 10 interceptores de misiles en Fort Greely (Alaska) en el 2004, y otros 10 más en el 2005 y el 2006. Además, la minicoraza contará con interceptores de misiles instalados en el mar, sensores colocados tanto en tierra como en el mar y en el espacio, y misiles para derribar cohetes de alcance menor que los intercontinentales.

Es posible que se instalen interceptores de misiles instalados en tierra en la base aérea de Vanderberg (California), que se sumarán a los misiles Aegis desplegados en buques de guerra también integrados en la coraza, según fuentes militares.

ELEVADO COSTE Esta versión reducida de la guerra de las galaxias será el proyecto más caro del Pentágono. Su coste será de cientos de miles de millones de dólares pero, como resaltó ayer el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, es imprescindible "porque Estados Unidos en estos momentos no puede defenderse de los misiles balísticos" que puedan disparar sus enemigos.

Bush denunció a comienzos de este año el Tratado Antimisiles Balísticos (ABM) establecido en 1972 con la Unión Soviética. De esa forma, el Pentágono pudo iniciar aceleradamente las obras para construir seis silos subterráneos donde se albergarán los interceptores de misiles.