El Gobierno iraquí esgrimió el martes la destrucción del avión espía estadounidense Predator como gran triunfo que abrió en grandes titulares las portadas de todos los periódicos del país y al que el régimen de Sadam Husein se agarró para advertir a Estados Unidos de que la guerra "no será un paseo".

En el terreno de los preparativos bélicos, Turquía tomó el lunes por la noche la decisión de abrir sus bases militares a los estadounidenses pero rechazó el despliegue masivo de tropas en el país, según un comunicado oficial.

Además de la base de Incirlik, en el sur, utilizada por los aviones estadounidenses y británicos durante la guerra del Golfo, Ankara pondrá también a disposición de Estados Unidos las bases de Diyarbakir y Batma (sureste), Mus y Malatya (este), informó el diario Milliyet .

La decisión se tomó en una reunión de los dirigentes civiles y militares turcos presidida por el primer ministro, Abdulá Gul, y el jefe del Estado Mayor, el general Hilmi Ozkok.

Mientras, Irak subrayó ayer que el derribo el lunes de un Predator en la zona de exclusión aérea "demuestra la capacidad de los iraquís de responder eficazmente a los medios tecnológicamente más sofisticados". "El ataque contra Irak no será el paseo que algunos se imaginan", declaró Saad Qasem Hamudi, alto responsable del partido gubernamental Baas. "El precio de la agresión contra Irak será muy alto", advirtió.

Pese a que Washington ha minimizado el derribo del Predator, medios diplomáticos de Bagdad lo consideran un salto cualitativo en la tensión entre EEUU e Irak.

Con los preparativos bélicos acelerándose, el Gobierno ruso volvió a insistir en que un ataque a Irak al margen de la ONU sería "inadmisible". Los inspectores en desarme, por su parte, decidieron no interrumpir su trabajo en Navidad.