Rebajamos la ocupación militar --unos metros-- en Navidad para no malquistarnos con los cristianos. Al día siguiente, reanudamos la ofensiva: nueve muertos. Acusamos al enemigo y a sus aliados de ocultar el arsenal del gran satán, Sadam Husein, por si hay dudas aún de que el mundo árabe es susceptible de pasar al por mayor a la categoría de objetivo de la lucha global contra el terrorismo. Ampliamos los ilegales asentamientos judíos en Gaza y Cisjordania, y levantamos muros para aislar a los palestinos. Luego, tenemos razón.*Periodista.