José María Aznar esgrimió ayer en el Congreso la legitimidad de las urnas frente al clamor de la calle para defender su postura sobre Irak. La democracia, alegó, "no es sólo el respeto a los que se manifiestan, sino también a los que no lo hacen".

El presidente del Gobierno hizo esta reflexión en el debate parlamentario sobre el conflicto iraquí, en el que todas las formaciones políticas, salvo el Partido Popular, airearon las manifestaciones pacifistas del sábado pasado para exigir a Aznar que rectifique su apoyo incondicional a Estados Unidos.

"La legitimidad se gana limpiamente en las urnas, que es donde se manifiesta la soberanía", respondió el presidente al secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, que días atrás cuestionó la legitimidad de la postura oficial sobre Irak y ayer instó al presidente a atender el clamor ciudadano contra la intervención bélica.

HASTA EL PAPA Aznar dijo "respetar" a quienes se manifestaron en toda España y afirmó que comparte sus anhelos de paz. Sin embargo, hizo una interpretación muy particular de los hechos al afirmar que el objetivo de las movilizaciones era el "desarme de Irak". "Millones de personas lo han pedido en las calles de todo el planeta este fin de semana. Es lo que todos queremos", manifestó. Desde su punto de vista, incluso el Papa lo que desea es el desarme iraquí, cuando lo cierto es que Juan Pablo II se ha significado más bien por su papel activo contra los planes bélicos de Washington.

En la misma línea interpretativa de la protesta del sábado, el presidente señaló que "son muchas, muchísimas, las personas cuyo a la paz no significa que están dispuestas a aceptar cualquier paz. Y son muchísimas más las que no van a dejar que su negativa a la guerra sirva para decir un a Sadam y a que las cosas continúen igual allí".

El líder del Partido Popular acusó a Rodríguez Zapatero de aprovecharse de las manifestaciones para buscar "atajos" en la contienda electoral y, tras presentar a Sadam Husein como una amenaza por sus armas de destrucción masiva y sus conexiones con el terrorismo, advirtió al secretario general del principal partido de la oposición: "Con la seguridad de un país más vale no jugar, no ponerla en riesgo por alejado que parezca estar. Y menos cambiar seguridad por votos".

A la exigencia de Zapatero de que rompa su compromiso de apoyo incondicional a Bush, el jefe del Ejecutivo replicó que la postura socialista en la crisis de Irak va a contracorriente de los acuerdos a que han llegado en los últimos días la ONU, la OTAN y la Unión Europea. "Le aseguro que si usted tuviera responsabilidad de Gobierno no podría mantener ni dos minutos su discurso", espetó Aznar al líder del PSOE.

PROPUESTA DE UNIDAD POLITICA Frente a las críticas que ha recibido desde todos los frentes políticos por rehuir al consenso, José María Aznar propuso ayer la unidad política en torno a la posición común alcanzada el lunes pasado por los Quince en Bruselas y cuyos párrafos más pacifistas se incluyeron por presión de Francia y Alemania. "En este consenso hemos podido encontrarnos los 15 países de la UE. Cada uno con sus matices, sus colores y sus posiciones. Aquí estamos todos los que hasta ayer parecíamos demasiado alejados. Hoy estamos juntos. Estémoslo también en esta Cámara y en esta nación", planteó.

En sus enfrentamientos dialécticos con los distintos oradores, el presidente del Gobierno insistió en presentar a Sadam Husein como una amenaza para la seguridad y subrayó sus supuestas conexiones con el terrorismo para acercar el peligro a casa. "España sufre el terrorismo desde hace décadas. Sabemos que frente a los terroristas sólo cabe actuar con firmeza", reconoció.

El presidente no respondió a las invitaciones de Zapatero para que demostrara la relación de Husein con Al Qaeda y su posesión de armas de destrucción masiva.