"¡Ya era hora!", exclamó ayer el presidente venezolano, Hugo Chávez, al celebrar que la policía detuvo al presidente de la patronal Fedecámaras, Carlos Fernández, uno de los dirigentes de la reciente huelga general. A instancias de la Fiscalía General, un juez caraqueño ordenó también la detención del presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Carlos Ortega, quien pasó "a la clandestinidad" y afirmó: "Esto es sólo el inicio de una escalada del Gobierno para liquidar a los dirigentes opositores".

Conocidos como los dos Carlos y protagonistas de los partes de guerra diarios sobre el paro opositor de diciembre y enero pasados, Fernández y Ortega afrontan cargos de "rebelión civil, traición a la patria, instigación a delinquir y devastación".

LA RESPUESTA El secretario general de la CTV, Manuel Cova, anunció que Carlos Ortega, presidente de esa central obrera, pasó a la clandestinidad para evitar que "lo humille este Gobierno". Cova convocó para hoy una manifestación hasta la fiscalía y habló de un "posible paro de 24 horas como respuesta a la arremetida del régimen". Ortega y Cova señalaron: "El régimen no nos va a amilanar ni a intimidar ni a detener".

La opositora Coordinadora Democrática clamó contra la detención de Carlos Fernández.