Eliminar a Sadam Husein ayudará a conseguir la paz entre israelís y palestinos. Este es el mensaje que el presidente de EEUU, George Bush, se proponía transmitir anoche, en un esperado discurso diseñado para defender que la guerra contra Irak tendrá efectos positivos en Oriente Próximo, calmar el miedo de los países árabes sobre sus consecuencias desestabilizadoras y asegurarles a éstos que Washington se ocupará de paliar con ayuda humanitaria los desastres del conflicto.

"Hablará de cómo un Irak diferente facilitará el logro de la paz entre israelís y palestinos", adelantó el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, antes de la alocución ante el American Enterprise Institute, una organización de ideología muy conservadora, de la que han salido muchos colaboradores del presidente.

El presidente la escogió para desplegar su idílica visión de un Irak sin Sadam, regido por un Gobierno democrático que tendrá efectos estabilizadores sobre toda la región y al que EEUU está dispuesto a ayudar, como parte de la "batalla por el futuro del mundo musulmán", como la llama el presidente norteamericano.

Horas antes, en una intervención en Washington ante un foro hispano, Bush dijo: "El peligro con Irak es que puede atacar a los países vecinos". El presidente advirtió también de que Bagdad "tiene la voluntad y la capacidad de ayudar a organizaciones terroristas como Al Qaeda en su objetivo de hacer daño a EEUU".

Los planes de la Casa Blanca incluyen el cambio de Gobierno en Bagdad por medio de una guerra y la posterior reconstrucción del país, una tarea que numerosos expertos en Oriente Próximo consideran infinitamente más difícil de lo previsto por la Casa Blanca. "Los funcionarios de EEUU parecen infravalorar la compleja y difícil tarea de reconstruir Irak, y no digamos de democratizarlo", comentó ayer uno de ellos, Fawaz Gerges, a The Washington Post , y añadió: "Piensan en eso como si fuera un cuento de hadas".

EL COSTE DE LA GUERRA El primer choque con la realidad será el abultado coste de la guerra, estimado por el Pentágono en 95.000 millones de euros (casi 16 billones de pesetas), sólo para la fase de combates, sin incluir la ocupación del país y su reconstrucción, siempre y cuando la guerra sea corta --de una a seis semanas-- y con armas convencionales.