El presidente ruso, Vladimir Putin, canceló ayer varios viajes al extranjero para afrontar la crisis de confianza desencadenada por el último atentado terrorista en Moscú, perpetrado por dos mujeres kamikaze chechenas, que el pasado sábado causaron entre 16 y 18 muertos.

Putin suspendió sus visitas a Uzbekistán, Malaisia y Azerbaiyán. Es la primera ocasión que recurre a tal medida desde la toma del Teatro Dubrovka de Moscú por un comando checheno en octubre del 2002. El Kremlin considera los atentados como un desafío a sus planes de celebrar el próximo 5 de octubre elecciones presidenciales en Chechenia, que darían legitimidad a un presidente prorruso. Las explosiones se produjeron un día después de que Putin convocara los comicios.

El Kremlin dio a entender ayer que no modificará un ápice su política respecto a Chechenia. "Fuerzas del terrorismo internacional y sus aliados en Chechenia no conseguirán frenar el proceso de acuerdo pacífico", dijo el representante presidencial para la protección de derechos humanos en Chechenia, Abdulhakim Sultigov.