Viste tejanos, zapatillas nuevas y un polo amarillo con el cocodrilo bien visible. Prefiere llamarse Ibrahim y está acostumbrado a los depredadores. Durante años, fue guardaespaldas y trabajó en un bote de recreo de Watban Ibrahim Hasan, hermanastro de Sadam Husein, en el complejo turístico del lago de Al Habaniyah. La guerra acabó con su trabajo, pero aún recuerda la crueldad del clan Husein.

"Udai es quien estaba más loco", afirma con rotundidad. "Yo le he visto disparar contra un invitado en una fiesta simplemente porque le gustaba la mujer que le acompañaba", narra. Su trabajo en el bote de Watban convirtió a Ibrahim en un hombre de confianza. "La última vez que estuve con Udai y con Qusai fue un mes antes de la guerra, trabajando en su bote, y muchas veces me he bañado con ellos en el lago", dice.

Familiar capturado

Watban --capturado por las tropas de EEUU cerca de Mosul cuando intentaba huir a Siria-- es el mayor de los tres hermanastros de Sadam, fruto del segundo matrimonio de su madre, y llegó a ser ministro del Interior, cargo desde el que reprimió la rebelión shií.

Posteriormente cayó en desgracia y, según Ibrahim, en los últimos tiempos pasaba muchos ratos en el lago. Allí tenía Sadam un palacio presidencial. Y allí Ibrahim se convirtió en un testigo privilegiado de los horrores del clan de Tikrit. "Una vez vi al cuidador de los caballos de Udai cabalgando. De repente, cayó al suelo. Unos cuantos fuimos a auxiliarle y descubrimos que tenía un agujero de bala en la frente. Entonces llegaron los hombres de Udai y golpearon el cráneo del cuidador contra una roca para disimular la herida. Cuando llegó su familia les dijeron que murió por la caída. En realidad, Udai le disparó", recuerda.

"Trabajar allí era vivir con un miedo continuo. Estoy seguro de que Sadam no sabía nada de lo que hacían sus hijos", especula el iraquí, quien disculpa a Watban: "A mí me trató siempre bien. Se dicen cosas malas de él, pero los cadáveres que he cargado no los había matado él", razona.

Ahora, Ibrahim busca trabajo. Antes fue policía pero no quiere formar parte de la nueva policía. No teme a EEUU, pero sí a los baazistas, de ahí que oculte su nombre. "Son como ratas que saben vivir en los túneles y pueden salir y matarme en cualquier momento", dice alguien que sabe cómo actúan los cocodrilos más peligrosos del Irak de Sadam.