La conmoción y el dolor por la muerte de 18 italianos en Irak dejó paso a la firme declaración del Gobierno italiano de mantener al contingente destinado en Bagdad. "A pesar de las intimidaciones, continuará la misión italiana para ayudar al país a construir su autogobierno", declaró el primer ministro, Silvio Berlusconi.

Inmediatamente después de conocerse la noticia, el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, anuló una visita oficial a EEUU. Se suspendieron las sesiones parlamentarias, y se engarzaron las declaraciones de miembros del Gobierno.

Aunque la oposición no exigió la retirada de los 2.400 soldados del contingente italiano, ya está preparada para presentar batalla en los próximos días cuando las lágrimas dejen lugar a las preguntas. "El Parlamento tendrá que indicar cuáles son las justas causas por las que se pide a nuestros soldados que pongan en peligro sus vidas", añadió el líder de la Margarita, Francesco Rutelli.