Cuando se producen eventos críticos en escenarios que no son los habituales para los informadores, tendemos a aplicar la lupa y buscar la clave en el detalle local.

Pero los sucesos de Georgia transcurren casi en paralelo y muy sospechosamente con las dramáticas explosiones en la vecina Turquía y tienen en común un inquietante trasfondo: los oleoductos que atraviesan su territorio. En toda esa zona de Oriente Próximo y Asia Menor existe desde hace años una guerra soterrada por el control de dos grandes zonas de oro negro: el golfo Pérsico (con Irak incluido) y el Caspio, que está relacionado con Turquía y Georgia.

Aún es pronto para explicar quién anda mangoneando en esos países, pero si desean ir haciendo boca, pueden echar un vistazo a las memorias del exagente americano Robert Baer, Soldado de la CIA (2002), en las páginas en las que habla de Georgia, Eduard Shevardnadze y el Cáucaso en general, Turquía y norte de Irak. Chorrean petróleo.*Profesor de Historia.