Cuando el año pasado George Bush acudió a las Naciones Unidas seis meses después de haber iniciado la guerra en Irak, ese conflicto y el terrorismo centraron su discurso. Cuando vuelva a intervenir ante la Asamblea General el martes, el presidente de EEUU intentará mostrar un lado más amable de su política exterior. Eso sí, según avanzó ayer, piensa reiterar en la ONU su idea de que Washington está "preparado para liderar" este "momento histórico".

Una semana después de haber realizado su discurso radiado semanal en directo --coincidiendo con el tercer aniversario del 11-S--, Bush volvió ayer al mensaje grabado. Y en él omitió cualquiera referencia a la grave situación en Irak, incluido el secuestro de dos estadounidenses. Su única referencia al conflicto fue augurar que "los ataques violentos y sin piedad de los terroristas pueden aumentar conforme se acercan las elecciones" en Irak y Afganistán e insistir en su idea de que está extendiendo "la democracia en el amplio Oriente Próximo".

Bush prefirió centrarse en avanzar las líneas menos polémicas de su intervención. "Hablaré de las grandes posibilidades en nuestro tiempo de mejorar la sanidad, expandir la prosperidad y extender la libertad", dijo Bush, que mencionó iniciativas de lucha contra el sida, la pobreza, el hambre y el analfabetismo.