Ahora que ha ganado un segundo mandato, el presidente de Estados Unidos, George Bush, volverá a la carga para lograr la aprobación de una enmienda constitucional que prohíba el matrimonio gay, el tema que más ha movilizado a las bases ultraconservadoras y religiosas que le dieron la victoria el 2-N, según afirmó ayer el arquitecto de este triunfo y su principal asesor político, Karl Rove.

"Si queremos tener una sociedad decente y esperanzada, tenemos que perseguir el ideal, y el ideal es que el matrimonio debe ser una unión entre un hombre y una mujer", declaró Rove a la cadena de televisión Fox. El primer intento de declarar anticonstitucional el matrimonio gay naufragó el año pasado en el Congreso. Pero Rove, considerado el gurú político de Bush, no se amilana ante la enorme dificultad de que se apruebe una enmienda en este sentido, que debe ser respaldada primero por dos tercios de ambas cámaras del Congreso y, después, por tres cuartas partes de los estados.

Rove empujó al presidente a apoyar esa enmienda durante la campaña, para asegurarse el apoyo de las bases ultraconservadoras. Ahora, tratar de cumplir esa promesa constituye la recompensa a los votantes de Bush.