En medio de la conmoción mundial por la muerte del Papa, el príncipe de Mónaco, Rainiero III, de 81 años, falleció en la madrugada de ayer en el Centro Cardiotorácico del Principado, donde estaba hospitalizado desde el 7 de marzo por una inflamación broncopulmonar. El príncipe heredero Alberto, de 47 años, que asumió la regencia el pasado jueves, le sucederá al frente de este micro- Estado como nuevo soberano.

El anuncio oficial fue realizado por el diplomático francés, ministro de Estado y exembajador de Francia en España Patrick Leclercq, que hizo el elogio fúnebre. "Su Alteza Serenísima --señaló-- el príncipe Rainiero III, ha muerto el 6 de abril a las 6.35 de la mañana", en el centro médico donde estaba ingresado "a consecuencia de las afecciones broncopulmonares, cardiacas y renales que padecía" y que, el 22 de marzo, le llevaron a la UVI, donde permaneció, bajo respiración artificial, hasta el momento de su muerte.

Los problemas de salud de Rainiero comenzaron en 1994, cuando se le practicó un bypass doble aortocoronario. Después, fue hospitalizado muchas veces. En el 2000 tuvo que someterse a la ablación parcial de un pulmón para extirpar un tumor, lo que no le impidió seguir fumando tres paquetes de cigarrillos al día. También se empeñó en continuar con su trabajo de representación, interrumpiendo el reposo ordenado por los médicos para presidir los actos que creía indispensables.

HASTA EL FINAL Rainiero murió como había vivido, bajo los flashes de los paparazzi que, nada más conocerse la gravedad de su estado de salud, invadieron el principado a la caza de las imágenes de sus hijos, Alberto, Carolina y Estefanía, y nietos. Según el equipo médico, fueron los hijos los que decidieron que se continuara con una "terapia activa" hasta el último momento. A lo largo de los días, los comunicados eran cada vez más alarmistas y empezaron a circular los rumores de que el soberano estaba muerto, mantenido en vida artificialmente.

"Llegó la hora del dolor y cada uno aquí se siente huérfano ante la desaparición del soberano que tanto marcó el principado con su huella durante los 56 años de su reinado", declaró Leclercq, quien pidió que se le rinda "con dignidad y respeto, el inmenso homenaje que se le debe por una obra que ha tenido eco en todo el mundo". "El Estado soberano de Mónaco está hoy más que nunca firmemente inscrito en los mapas y en los espíritus, y se lo debemos a él", concluyó Leclercq.

El diplomático francés, que ejerce oficialmente aún la semitutela de Francia sobre el principado, expresó su "fidelidad" y sus condolencias a los hijos del difunto y especialmente al heredero, Alberto. Una de las últimas decisiones de Rainiero fue la de elegir como sustituto de Leclercq, que acaba su mandato, al exprefecto de la Policia de París Jean-Paul Proust, nacido en Mónaco. El relevo se hará efectivo el 1 de mayo.

Con Rainiero de Mónaco desaparece el decano de las monarquías en Europa y prácticamente en el mundo. El soberano reinó 56 años y sobrevivió 23 a la trágica muerte de su esposa, la estrella de cine norteamericana Grace Kelly, que con su glamour contribuyó a la proyección mundial de este micro-Estado, conocido como paraíso fiscal y polo de atracción para la jet-set .

LAS CAMPANAS Al anuncio de la muerte sonaron las campanas de todas las iglesias del principado y se bajaron las banderas a media asta. Rainiero será inhumado al lado de su esposa, en la cripta de la catedral.

Los monegascos acogieron la muerte de su príncipe con sobriedad. Las banderas con crespones negros fueron llenando los balcones y escaparates. Los casinos permanecieron cerrados ayer y volverán a cerrar el día del funeral, previsto para el viernes 15. A partir del lunes, los restos mortales serán expuestos en la capilla del palacio. Pero sólo podrán recogerse ante ellos los monegascos de nacionalidad o residentes, previa justificación de su condición, y el cuerpo diplomático.

Se ha pedido a los establecimientos de espectáculos que cesen toda actividad hasta después del funeral que se celebrará en la catedral, en presencia de numerosas personalidades extranjeras, entre ellas representantes al más alto nivel de todas las casas reales.