Entre empujones, insultos, marchas de protesta por las calles y con un retraso de 17 minutos sobre el horario previsto. El nuevo presidente de México, Felipe Calderón, no se dejó amedrentar por las amenazas de boicot de la oposición de izquierdas y prestó juramento como nuevo jefe del Estado mexicano, en una corta ceremonia que duró solo cinco minutos y en la que se esmeró en marcar la diferencia con su predecesor, Vicente Fox.

"Juro cumplir mi función con honor y lealtad", declaró, repitiendo el texto oficial del juramento. Inmediatamente después, recibió la banda presidencial de manos del jefe del Estado saliente en medio de un gran desorden. Los partidarios de Manuel López Obrador, el candidato de la izquierda que no reconoce la ajustada victoria de Calderón en los comicios celebrados el pasado 2 de julio, quisieron impedir la ceremonia de toma de posesión.

En el palacio de San Lorenzo, protegido en el exterior por millares de agentes policiales, los parlamentarios del Partido de Acción Nacional (PAN), la formación política de Calderón, ocupaban la tribuna para proteger al nuevo jefe del Estado, mientras que los parlamentarios del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) gritaban y protestaban, incluso en los momentos en los que se oyó el himno nacional mexicano.

SIN INVITADOS La atropellada ceremonia tuvo lugar sin que todos los invitados extranjeros, --entre los que se encontraba el expresidente de EEUU George Bush padre, y el gobernador de California, el actor Arnold Schwarzenegger-- estuvieran presentes en el Congreso.

El llamado "pacto de no agresión física" de dos días antes había vencido ayer a las 8.00 horas, y diputados de ambos partidos se lanzaron de nuevo a una carrera de empujones y encaramientos verbales con el contrario. En las calles de la capital, una manifestación de decenas de miles de partidarios, a cuya cabeza se encontraba el propio Manuel López Obrador, se dirigió hacia el auditorio nacional donde el presidente debía dirigirse a la nación. "Estamos aquí para protestar contra el fraude electoral del 2 de julio", lanzó López Obrador en un discurso pronunciado en el Zócalo, la plaza central.

"Han violado la Constitución, pisoteado la dignidad de los mexicanos, no han respetado la voluntad; han impuesto un golpe de Estado, generando inestabilidad política", arremetió ante sus partidarios. El perdedor de los comicios presidenciales anunció que la normalidad política no regresará a México mientras no se restablezca la democracia, tras el "fraude electoral" que, según sostiene, se produjo durante el recuento de los votos.

Calderón había inaugurado su mandato con un acto inédito en la historia del país. A las 0.00 horas del viernes, ante las cámaras de televisión, dio comienzo a su presidencia de seis años recibiendo la bandera nacional de manos del presidente saliente en Los Pinos, la residencia oficial del presidente mexicano.

LAS PRIORIDADES Durante el discurso de asunción del cargo pronunciado el jueves, Calderón dijo que dará prioridad al restablecimiento de la seguridad en el país, donde los narcotraficantes han asesinado a más de 2.000 personas en los últimos 11 meses. El nuevo jefe del Estado agregó que ha dado tres meses de plazo a la Fiscalía y a los ministros del Gobierno en el área de seguridad en el país para presentar un programa de reorganización de las fuerzas de seguridad con el que combatir con más eficacia a criminales y narcotraficantes.

"Esta lucha nos costará muchos esfuerzos, recursos económicos y, probablemente, vidas humanas, pero estamos decididos a librarla porque sin seguridad y justicia no hay democracia", enfatizó Calderón en el momento en que presentó, el pasado jueves, a sus ministros de Defensa y Seguridad.